Golpe a la cúpula «radical» de los 'Boixos Nois': explotación sexual y tráfico de drogas

Todos ellos integrarían un entramado criminal, dedicado al tráfico de drogas y la explotación sexual . Y es que esta facción de los ultras del Barça controlaba un piso donde obligaban a mujeres a ejercer la prostitución. Algo que los agentes de este caso descubrieron gracias a sus colegas de la lucha contra la trata.

Los cinco cabecillas son viejos conocidos de la Comisaría General de Información, que han sido testigos de su proceso de radicalización, y su participación en trifulcas previas a encuentros futbolísticos en varias ciudades españolas. El dinero recaudado con su actividad delincuencial lo destinaban a financiar viajes y reuniones con otros grupos ultras , tanto en territorio nacional como en el resto de Europa. También para difundir sus postulados neofascistas, de incitación «al odio, hostilidad y violencia hacia otros colectivos vulnerables o antagónicos».En el caso de Dídac, bajista de Jollie Rogers, también para financiar los discos de la banda.

La investigación ha sido compleja. Casi dos años, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción 1 de Sabadell , que mantiene el secreto de la causa, ya que las pesquisas aún continúan.

Este grupo actuaba como una organización jerarquizada y con un excesivo carácter violento -«todo el mundo les teme», deliza un agente–. Son los herederos de la facción conocida como ‘Casuals’, desarticulada hace unos años con la detención y posterior entrada en prisión de algunos de sus miembros, por extorsión y secuestro. «Se encontraban por debajo en el escalafón y, tras el vacío de poder, tomaron el relevo, pero guardan vínculo con ellos todavía. Nuestra hipótesis es que forman una delegación de los ‘Casual’ en el Vallés Occidental», explica un integrante de la investigación.

Fue en octubre de 2019 cuando el Tribunal Supremo confirmó la condena de cuatro años y medio de prisión y la multa de 1, 3 millones de euros para su líder, Ricardo Mateo , por blanquear falsos premios de lotería. Esta fue la segunda pena de cárcel contra el entonces cabecilla de la facción más violenta de los ‘Boixos Nois’ que confirmó el Supremo, tras una primera de 15 años por robos, tráfico de drogas y palizas, cuatro años antes.

El grupo ultra ‘Boixos Nois’ se fundó en 1981. Desde entonces, algunos de sus miembros han perpetrado numerosas agresiones a colectivos que consideraban antagónicos y han sido objeto de diferentes operaciones policiales vinculadas principalmente al tráfico de drogas, blanqueo de capitales, extorsiones, amenazas y detenciones ilegales. Uno de los momentos más negros de la historia de esta agrupación radical fue en 1991, cuando cinco de sus miembros asesinaron a puñaladas a un joven de 20 años, seguidor del Espanyol, en los alrededores del antiguo Estadio de Sarriá (Barcelona), convirtiéndose así en el primer crimen perpetrado por ultras en España.

En 2003, cuando Joan Laporta accedió por primera vez a la presidencia del Barça, les prohibió la entrada al Camp Nou, por su violencia y peligrosidad . Además, hace dos años, la comisión estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte les declaró «grupo peligroso». Su penúltima acción violenta se produjo en enero 2020 en Valencia, cuando protagonizaron graves enfrentamientos contra otro grupo ultra, ‘Yomus’, en los aledaños del estadio de Mestalla. Una trifulca en la que participaron un centenar de personas; también los principales cabecillas que la Policía Nacional ha detenido en esta operación, que se ha saldado con 14 arrestados, siete de los cuales ya han ingresado en prisión provisional.