El choque con las bicis

Desgraciadamente, a veces la convivencia con lo nuevo acaba mal y los periódicos dan fe de ello. El caso más relevante fue la muerte de la diputada Muriel Casals, que cruzó una calle en rojo al comprobar que no circulaba ningún vehículo y se olvidó de mirar que venía una bicicleta en sentido contrario. El ciclista circulaba correctamente por un carril bidireccional.

En esta convivencia diaria, resulta fácil culparse unos a otros. Hay argumentos para todos. Pero basta la simple observación para ver que no se cumplen normas elementales. Peatones que cruzan en rojo, motos que invaden el carril bus, coches que no respetan a los ciclistas, ciclistas que circulan por cualquier acera, skaters (patinadores) que van por donde les da la gana, taxis que circulan fuera de su carril cuando está libre. Infracciones tan habituales que apenas advertimos ya.

La situación se está complicando con las nuevas bicis eléctricas, que en realidad son bicis con motor. He empezado a verlas circular por la ciudad con fuerza. No son ni chicha ni limoná. Van a pedales, aunque el motor las permite circular como un pequeño ciclomotor. Pero, ay, no llevan casco ni seguro ni luces. Algo parecido ocurre con otro medio nuevo: el segway, ese “atril” eléctrico de dos ruedas que se maneja de pie y que suele circular por la acera.

Tengo claro que las normas tienen que proteger al más débil y que muchas veces van por detrás de la realidad. ¿Cómo regular la bici eléctrica cuando apenas empiezan a circular? ¿Cómo atender los segways? El problema no es de medio de transporte, sino de educación vial y de respeto. Ojalá bastara con eso, pero me temo que habrá que tirar de normas y de multas.