Youssef El Maimouni: «La sociedad ha de empezar a aceptar que nombres extranjeros también son catalanes»
El escritor barcelonés de origen magrebí publica el thriller 'Nadie salva a las rosas', segunda entrega de su 'Trilogía de la discriminación'

A Youssef El Maimouni (1981) le cambió la vida el día que uno de sus profesores le dio un libro de Mohammed Chukri y descubrió que la literatura podía ser mucho más que las lecturas obligatorias de la escuela o los textos coránicos que corrían por casa. «Podía ser lo que tú quisieras», recuerda. Tenía 13 años, vivía en Coma-Ruga y descubrir al autor de 'El pan a secas' le hizo querer ser escritor. «Me explotó la cabeza», asegura ahora que, casi treinta años después de aquello, acaba de publicar su segunda novela, 'Nadie salva a las rosas' (Roca Editorial).
Como Ckukri, también él anda embarcado en una trilogía, aunque mientras que la del primero versaba sobre su propia vida, 'Nadie salva a las rosas' es el ecuador de lo que ha querido bautizar como 'Trilogía de la discriminación'. Un retrato de las diferentes realidades asociadas a la inmigración, la identidad, el encaje social y los conflictos históricos que se detiene aquí en los llamados menas. «Niños, futuros menas en Europa o carne calcinada por el motor de un camión, merodean evitando cruzarse con los adultos que no dudan en desabrocharse el cinturón, sacudir en el aire una rama de olivo o blandir un trozo de manguera para alejarlos. Son tratados como desechos humanos. Una lacra para un país que se sostiene con el turismo y trata de ocultar la vergonzosa imagen de la pobreza infantil», que se puede leer en la novela.
Educador social de menores en Barcelona, El Maimouni narra en este thriller oscuro y a ratos brutal las pesquisas que siguen al asesinato de Rihanna, una joven trans que llegó huyendo de Marruecos y que será torturada hasta la muerte en la capital catalana. «Ha nacido en el cuerpo equivocado, en el lugar equivocado y en el tiempo equivocado», subraya el autor, consciente de que un libro como 'Nadie salva a las rosas' puede levantar no pocas ampollas. «En el Instituto Cervantes de Tánger ya me han dicho que tendrán el libro pero que no lo podrán exponer. El sexo es un tema muy tabú», explica mientras recuerda el caso del cineasta Nabil Ayouch y su película 'Much Love', centrada en la prostitución en Marrakech. «La protagonista ha tenido que cambiar de país porque cada día la amenazaban», apunta.
En la senda de Izzo
A la hora de escribir, el autor de 'Cuando los montes caminen' tiene muy claro su modelo: el Jean Claude Izzo de 'Total Kheops', 'Chourmo' y 'Soleá', la célebre trilogía de los bajos fondos de Marsella. «Todos sus personajes son hijos de la inmigración, hijos de refugiados españoles o italianos, magrebíes, asiáticos...», apunta. E igual que a Izzo, añade, la novela negra le permite «coger muchos géneros» y atravesar capas sociales, políticas y policiales. Es así como ha llegado a 'Nadie salva a las rosas', en la que la denuncia social y la reivindicación se citan en las calles de una Barcelona menos acogedora de lo que pueda parecer. «Es mi ciudad y la quiero, pero es muy dura si no eres de clase media o tienes la situación económica resuelta», asegura.
«Barcelona es mi ciudad y la quiero, pero es muy dura si no eres de clase media o tienes la situación económica resuelta»
Nacido en Ksar el Kebir, Youssef llegó a Coma-Ruga cuando tenía 15 días. Sus padres, explica, ya vivían ahí desde los años setenta, por lo que si él nació en Marruecos fue más por logística familiar que por otra cosa. «En aquella época no había red comunitaria: eran los únicos magrebíes del pueblo, mi padre estaba todo el día trabajando y mi madre decidió pasar el embarazo al lado de su familia», relata. Normal que en cuanto aparecen sobre la mesa conceptos como identidad o pertenencia, no dude en devolver la pelota rápidamente. «Es la sociedad la que ha de reflexionar -asegura-. Yo me siento catalán. Llegué aquí con dos semanas, así que es la sociedad la que ha de empezar a aceptar que nombres extranjeros también son catalanes. Es demasiado evidente como para que lo tenga que decir yo».
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Con todo, añade, las etiquetas también son de ida y vuelta. «En Marruecos me presentan como autor marroquí en habla hispana. Cuando interesa eres marroquí; cuando no, pues no», zanja un autor cuya primera novela relataba la historia de un que se alista en las tropas moras del ejército de Franco durante la Guerra Civil española. La tercera, avanza, planteará un escenario «prácticamente distópico» sobre el auge de la extrema derecha y su impacto en el mundo árabe.
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