Plaga de garrapatas en Cataluña: así son, peligros y cómo evitar sus picaduras

Este cambio de tendencia se debe al aumento de las temperaturas y especialmente a la cada vez mayor presencia de animales salvajes como los jabalíes, cada vez más acomodados en el entorno metropolitano, o los conejos, que a día de hoy suponen un problema para los campos catalanes. Ambas especies son perfectos huéspedes para la 'Hyalomma', que puede pasar fácilmente a los curiosos que pasean por sus bosques. El caso de Collserola, a tocar de Barcelona, es un perfecto ejemplo.

De hecho, su presencia se había estudiado hace un par de años y ahora, una actualización de los datos, avanzada por 'La Vanguardia', ha confirmado que esta especie se ha localizado en ocho comarcas, todas ellas del área de Barcelona. Son el Baix Llobregat, el Garraf, el Vallès Oriental y Occidental, l'Alt y el Baix Penedès y el Maresme. También ha sido visto en Tarragona.

La 'Hyalomma' es especialmente activa entre abril y julio, cuando busca sin parar posibles huéspedes. Lo más destacable de estos ejemplares es su facilidad de movimiento y adhesión. Y su mayor riesgo, nadie lo duda, la potencialidad para transmitir enfermedades graves como serían la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo.

Un estudio pionero liderado por la Universidad de Zaragoza y el Instituto Agroalimentario de Aragón y conocido precisamente este martes ha confirmado precisamente la posibilidad de que esta garrapata pueda ser un vector aunque sus impulsores confirman, por ahora, la baja prevalencia o la ausencia de virus patógenos para humanos en garrapatas detectadas en las zonas periurbanas de Barcelona y Tarragona.

Los investigadores, coordinados por Agustín Estrada-Peña, apuntan que lo detectado ahora en Cataluña no tiene por qué ser extrapolable al resto de España, debido a las diferentes condiciones ecológicas y climáticas que gobiernan la epidemiología de estos agentes.

Los expertos avisan de que no existe ninguna fórmula mágica para esquivar estos bichos e inciden en que acudir al campo con pantalones largos y camisetas de manga larga, así como calzado tapado y adecuado siempre pueden contribuir a dificultar que la garrapata se pegue a la piel. Los repelentes autorizados también pueden ser de ayuda.

Igualmente, se aconseja realizar una inspección al llegar a casa. En caso de detectar uno de estos parásitos lo mejor es retirar con unas pinzas finas el animal e intentar chafarlo encima de la herida, para evitar infecciones. Si tras haberlo detectado a alguien le aparece fiebre lo mejor es acudir al médico. Lo más 'arriesgado' sería encontrarse con una picadura, ante lo cual lo mejor es también realizar una consulta médica.

Los expertos, además, no olvidan la necesidad de impulsar políticas de salud pública para afrontar mejor estas plagas, que se acomodan fácilmente en caminos, viviendas, escuelas o equipamientos deportivos y que previsiblemente seguirán creciendo.