punto de vista

Polarización

Las sesiones de control en las Cortes se han convertido en una batalla campal dialéctica donde todo vale con tal de mostrarse diferente al adversario

Por lo menos hablar

Suspenso también en septiembre

ICAL

Hoy las Cortes debaten la toma en consideración de la Ley de Concordia de Castilla y León que, con total seguridad, será rechazada por todos los grupos de la Cámara a excepción de Vox. Y es que Vox condicionó esta proposición para la investidura de ... Alfonso Fernández Mañueco, en virtud del acuerdo de Gobierno que incomprensiblemente rompió este partido en todas las comunidades donde lo había suscrito. El asunto llega a pleno por el acuerdo en la Mesa de las Cortes, donde Vox y el PSOE unieron sus votos contra la posición del PP, a pesar de que el PSOE había mostrado su furibunda oposición a la proposición presentada en marzo de este año.

El insólito acuerdo -porque para el PSOE ha sido anatema siempre votar lo que fuera con Vox- solo tiene por motivo evidenciar lo que es obvio, que el PP asumió la propuesta de Vox porque era su socio de Gobierno, pero una vez roto el compromiso no se siente obligado a seguir adelante con una iniciativa que, motu proprio, jamás la hubiera planteado. El episodio demuestra que el PSOE llega donde sea con tal de poner en aprieto al Gobierno de Mañueco y que Vox intentará practicar una oposición implacable con el objetivo de desmarcarse del PP, y para tratar de demostrar que los populares son los socios del PSOE para el mantenimiento de las políticas de izquierda.

La realidad es muy diferente, porque aunque Vox dice rechazar las políticas de Pedro Sánchez, no hay un partido político cuyas posiciones den mayores alas a la estrategia del residente del Gobierno. En muchas ocasiones parece más interesado en dañar al PP que al PSOE. Ayer lo evidenció Juan García Gallardo al seguir al pie de la letra, una vez más, las directrices nacionales de su formación, con una intervención durísima en la que acusó a los populares de ser la muleta de las políticas de izquierda en la vida nacional.

Las sesiones de control en las Cortes se han convertido en una batalla campal dialéctica donde todo vale con tal de mostrarse diferente al adversario, incluso sacando a colación a familiares que ya no están. Ayer mismo decía el Arzobispo de Valladolid que le parecía escandaloso que los políticos fueran incapaces de entenderse. Cada día que pasa esta lamentable realidad se agudiza. Es el resultado de la política de polarización que ya está instalada en nuestra vida de forma muy preocupante.

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