Mucha música para gozar en «comunidad»

Y con Sonorama no parece ir la crisis, pues para esta edición, a celebrar del 11 al 14 de agosto próximos, el certamen ha aumentado en un día su calendario, dando acogida a más de ochenta bandas españolas y extranjeras, aunque son las primeras el alma mater del festival. Nombres como Nacho Vegas, Iván Ferreiro, Xoel López, Sexy Sadie, Alex Ferreira, Coque Malla, La Habitación Roja, El Guincho, La Bien Querida, Bigott, dejan claro que Sonorama es el escaparate perfecto para tomar el pulso a la música pop-rock española.

En esta edición, además de confrontar las diferentes sensibiliades de los solistas y grupos nacionales, también se apunta el tanto de presentar el único concierto estival del grupo más reconocido por las ventas, el público y la crítica de los últimos años. El dúo Amaral ofrecerá su único concierto este verano en Aranda de Duero antes de la presentación de su nuevo disco a finales de septiembre, cuando emprendan una gira por toda España.

No es habitual que un festival reserve para el último día algunas de las actuaciones más sustanciosas de su cartel. Junto a Amaral, el 14 de agosto, víspera de la festividad Nuestra Señora de la Asunción, actuarán los británicos Teenage Fanclub, maestros de las melodías y las guitarras cristalinas. Álex Ferreira y La Bien Querida son otros dos reclamos a resaltar de la jornada de clausura, así como los también británicos Hidden Cameras.

Pero el Festival Sonorama de Aranda de Ebro arranca tres días antes, concretamente el jueves 11 de agosto con veteranos de la escena nacional caso de Coque Malla, La Frontera y Sex Museum, que subirán a un escenario que también ocuparán a lo largo de ese día, entre otros, Triángulo de Amor Bizarro, Nadadora y Friendly Ghost. Ya para el 12 de agosto, el festival arandino apuesta por reconocidos solistas de la música española como Nacho Vegas, Bigott e Iván Ferreiro, junto a grupos que están protagonizando la escena nacional en los últimos años como los mencionados Sexy Sadie, Tachenko, Niños Mutantes, Delorean, además del colectivo británico de Los Campesinos!

El sábado 14 será también otra jornada ecléctica —característica de Sonorama— con auténtica instituciones de la música rock-pop como Lapido, La Habitación Roja y Los Coronas. Además, Sonorama ofrece diversas actividades paralelas, precisamente con productos tan propios de Aranda de Duero como el vino y el lechazo asado, a través de visitas programadas a bodegas y la realización de catas de los caldos de la Ribera. Con el paso de los años, su éxito está fuera de toda duda. Pero antes de cuajar, el mundo de los festivales en España vivió diversos avatares, cuando no simplemente eran una utopía.

Antes de llegar al actual panorama de abundancia, en las décadas de los setenta y ochenta del pasado siglo las crónicas de los festivales británicos, holandeses o alemanes eran pura ensoñación para los aficionados españoles a la música. Sobre aquellos escenarios pasaban uno detrás de otro, día tras día, grupos como, David Bowie, Van Morrison, The Waterboys, The Smiths, Elvis Costello, The Cure, Simply Red, The Housemartins, Jethro Tull, Jimi Hendrix, Bob Dylan, The Who, Neil Young, Santana, Sting, The Doors, Deep Purple... y así hasta el infinito para los seguidores españoles de estas músicas, para los que nombres como Glastonbury, Bospop, Rock in Park se les asemejaba al paraíso en la tierra.

Mientras, España tuvo que esperar a la llegada a la democracia, tras una profunda alergia de la dictadura franquista a los roqueros y demás melenudos, para vivir los festivales con normalidad.

En ese proceso, la región fue protagonista: el 5 de julio de 1975 en Burgos se celebró el primer macrofestival de España en la plaza de toros de la capital castellana, donde se reunieron 5.000 aficionados de todo el país. Aquel acontecimiento fue recibido por parte de la prensa del momento con calificativos como «cochambre». Se da la circunstancia de que casi un mes después de aquel evento se organizaba el festival Canet Rock, un hito del rock en España, seguido nada menos que por 30.000 personas.

Con el paso de los años, España entró en el circuito de los grandes grupos, tras años de evitar recalar durante sus giras mundiales en un país no democrático. Al principio de este siglo, se produjo un sarampión de festivales, que ahora se está moderando. Aún así FIB, Azkena o Primavera Sound reúnen todos los años a decenas de miles de aficionados, llegados incluso de fuera del país.

Desde luego, Castilla y León no ha sido ajena a esta tendencia de reunir a un grupo de músicos vinculados de alguna manera por un género musical para ofrecer un «atracón» de conciertos en tres o cuatro días. El más veterano, un auténtico sobreviviente, es Purple Weekend, que todos los inviernos presenta en León un cartel en torno a la música sixties y mod, recuperando año tras año a auténticos héroes anglosajones de los sonidos sesenteros (The Animals, The Knack, Ian McLagan, Electric Prunes, Undertones, Zombies, sólo por mencionar las ediciones más recientes). También como milagro se puede calificar la pervivencia del Festival de Blues de Béjar (Salamanca) que ha permitido disfrutar de músicos y grupos como Fabulous Thunderbirds, Joe Louis Walker, Lucky Peterson, Canned Heat, Maceo Parker, Popa Chubby.