EL PSOE, UN DESASTRE

El compromiso de inauguración de este tramo lo hizo Zapatero en la reunión que hace unas semanas mantenía el alcalde de la ciudad, Emilio Gutiérrez, y la presidenta de la Diputación Provincial, Isabel Carrasco, en La Moncloa con el propio presidente. Los dos mandatarios populares se dejaron seducir por la puesta en escena de la Presidencia del Gobierno de la Nación y manifestaron su alegría por los compromisos de Zapatero. Una nueva decepción, que no se puede achacar al irresoluble conflicto sobre qué hacer con los restos arqueológicos de Lancia.

Cuando Rodríguez Zapatero hizo su promesa, esos restos ya estaban encima de la mesa de las administraciones. Zapatero no podía alegar ignorancia y a pesar de ello formalizó su promesa. Incorregible.

La verdad es que en el PP leonés lo tienen claro. Su único objetivo en la campaña electoral que acaba de comenzar es no meter la pata, no cometer errores de bulto y centrar su estrategia en dos puntos básicos: Zapatero y el PSOE han llevado a España a los cinco millones de parados (ayer mismo se conoció que el paro creció en el mes de octubre en 130.000 nuevos desempleados) y, en segundo lugar, León sufre el incumplimiento de las promesas de Zapatero. Es decir, los candidatos populares se van a desgañitar en asociar paro e incumplimientos de promesas a PSOE. Y así, hasta la noche del 19 de noviembre. Y, por si eso no fuera suficiente, los populares sacarán a pasear el espíritu lastimero del ex alcalde Francisco Fernández y su pésima gestión de su multimillonaria prejubilación en Caja España-Duero. Para el PP, el PSOE no es sólo sinónimo de paro, pésima gestión económica e incapacidad para el cumplimiento de sus promesas sino que sus siglas se asocian a la insolidaridad, al abuso de poder, al despilfarro, a la prepotencia y al oscurantismo.

Con todo este capital, la pregunta clave que los populares van a plantear a los leoneses estos días de campaña es clara: ¿Viven los leoneses mejor que hace cuatro años? Y como todo el mundo sabe cuál es la respuesta, la pregunta siguiente y última es obvia: ¿Y quién ha sido el responsable? Y en el PSOE se echan a temblar.