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La otra exhumación de Franco

Treinta mililitros «reversibles» de pintura borran la efigie del dictador del mural del Ayuntamiento de Salamanca para cumplir con una sentencia judicial

El artista Miguel García finaliza en unos días la restauración D. ARRANZ

Nunchi Prieto

Unos treinta mililitros de pintura y unas ochenta horas de trabajo bastarán para borrar la efigie de Francisco Franco del tríptico pintado en el interior de tres arcos del salón de plenos del Ayuntamiento de Salamanca con la superposición integrada del motivo que aparece detrás, la Torre del Aire , a través de un repintado para mantener la continuidad temática de la obra.

El restaurador y artista Miguel García (Salamanca, 1983) , que es el encargado de la intervención con la que se hace efectivo el fallo del Tribunal Supremo del pasado mes de marzo en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica , explica que la acuarela que está empleando «hay que darla con una cantidad justa de agua para que no se encoja la pincelada y además una sola capa da un acabado transparente» por lo que «hay que insistir, y tienen que secar muy bien los materiales» y eso es lo que le está entreteniendo, explica.

Algodón y agua

Está utilizando las técnicas empleadas por cualquier experto y la cantidad de unos 30 mililitros de pintura total , especialmente de los colores ocre, rojo inglés, negro, amarillo de Nápoles y morado-lila, para restaurar una parte de una obra de arte que no llega a un metro cuadrado de superficie y que «si el día de mañana se quisiera retocar o suprimir, con un algodón y un poco de agua se podría eliminar».

García asegura que la intervención requiere que el restaurador interprete la Torre del Aire, que estaba en segundo término, y así confiesa que se va a aventurar a rehacer las ventanas que en realidad tiene el edificio construido en el siglo XV para que se parezca más.

Evidencia estar disfrutando «muchísimo» por ser el Ayuntamiento «un lugar emblemático» y como salmantino «es todo un honor hacer este trabajo», al igual que le sucedió cuando estuvo en el Museo del Prado.

Además de restaurador, es artista y trabajar con aquello que hizo un «colega» te «enriquece», entiendes cómo hacía las cosas», explica Miguel García, quien confiesa estar solo en el Salón de Plenos la mayor parte del tiempo por lo que pone su música, al igual que lo hace en su taller.

Señala que va a proponer que la intervención se lleve a algún congreso de restauración, que se celebran todos los años en el Museo Reina Sofía . «Es un caso curioso dado que hacemos uso de las técnicas de restauración para una obra que no necesita ser restaurada, se hace acorde a una Ley que establece que se realice esa ocultación».

Al final de lo que se trata es de que el motivo -la efigie de Franco- esté oculto y para ello ha empleado unas técnicas de restauración que permiten diferenciar lo que hizo el artista de lo que ha hecho el restaurador .

No obstante, insiste en que su intervención, que prevé concluir en una semana tras unas ochenta horas de trabajo, es reversible y que el mayor problema no es que dibuje las ventanitas de la Torre del Aire, sino el secado de los materiales. « Me gustaría dejar huella en la reintegración , al igual que los restauradores de la Catedral lo hicieron, tal vez en alguna ventana de la Torre del Aire haya alguna sorpresa de algún personaje oculto que pueda dar testimonio de la intervención que hizo un restaurador», concluye.

La obra en su conjunto es un tríptico pintado en el interior de tres arcos del salón de plenos que confieren unidad artística y conceptual de carácter narrativo y decorativo, y un valor simbólico por los hechos, personajes y lugares que representa, vinculados a la historia de la ciudad, entre ellos Miguel de Unamuno , el desbordamiento del río Tormes en 1626, el rey Alfonso IX o la boda entre Felipe II con María Manuela de Portugal.

Su interés reside en la representación en 27 viñetas con un criterio cronológico hasta el momento contemporáneo a su ejecución, en 1962, por el artista Ramón Melero.

Superposición integrada

Al tratarse de una obra artística de un autor conocido, se ha considerado que la desaparición de uno de los lienzos mutilaría la unidad conceptual de la misma porque repercutiría totalmente tanto en el discurso lineal de la obra, eliminando la época contemporáneo de la ciudad de Salamanca, como en el diseño decorativo del salón de plenos, dejando en blanco uno de los arcos.

Es por ello, por lo que de entre las distintas soluciones técnicas propuestas, se ha optado por la menos costosa a ejecutar por un restaurador especializado, en este caso Miguel García, consistente en ocultar la efigie de Franco con la superposición integrada del motivo que actualmente aparece detrás, la Torre del Aire .

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