Jorge Francés - Ruido blanco
Que Zuckerberg me perdone
Tengo la impresión de que el futuro nos atropella, que nos arrolla más rápido que de costumbre, y para las mentes apocalípticas es la señal última de que estamos entrando en aquel fin de la historia que promulgó Fukuyama
El futuro ya no es lo que solía ser», escribió Arthur C. Clarke, y eso que no vivió estos dos años de arrebato de realidad que han dejado cualquier ficción en cueros. El que imaginó ‘2001 Odisea en el espacio’ no predijo la pandemia pero ... sí que fue tremendamente preciso en algunas de las tecnologías que se han vuelto cotidianas como el comercio electrónico o el teletrabajo. Sin embargo, el mundo que auguraba desde 1968 se parecía bastante menos a nuestro 2021 que el metaverso que ahora nos venden como nuevo futuro. Tengo la impresión de que el futuro nos atropella, que nos arrolla más rápido que de costumbre, y para las mentes apocalípticas es la señal última de que estamos entrando en aquel fin de la historia que promulgó Fukuyama aunque, por desgracia, no traiga la extinción de las dictaduras ni las guerras. Perdimos la sociedad de las metas para acomodarnos en una de metas volantes.
El metaverso como futuro es una mierda, entiéndanme el exabrupto. Esos metaversos donde somos avatares que se relacionan en entornos virtuales son tan solo medio paso más a este presente insípido y con filtro al que condenan las redes sociales. Asistir a una reunión de trabajo en pijama pero que te vean como el nuevo héroe de Pixar o visitar las pirámides con gafas 4D pero desde tu salón de Zamarramala. Como anhelado futuro disruptivo es un fiasco. Hasta podría considerarse un ‘déjà vu’. Que Zuckerberg me perdone. Pero que el futuro esté tan cerca le quita toda la emoción que sentíamos cuando el mono golpeaba con el hueso sobre ‘Así habló Zaratustra’ o Marty McFly se subía al patinete volador. Hoy hay muchos patinetes, pero te siguen adelantando con ruedas.
Es verdad que el futuro ya no es lo que solía ser. Algunas veces por fortuna. En 2021 se marcó récord de aumento de ventas de libros de papel. Sí, de ese mismo papel que se moría cuando conocimos lo que era el condensador de fluzo. Buscamos en la literatura algo más con qué soñar desde que andamos avasallando al futuro. Si no fíjense cuántas veces nos dicen las redes que hemos alcanzado ya la fecha que marcaba el panel del Delorean.
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