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Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Me opongo

Me opongo a septiembre que volverá con los políticos y su berrea mediática y dejará atrás los pueblos

Guillermo Garabito

En verano me resulta ajena la política. Leo periódicos, escucho declaraciones y me parece que las hicieran tipos sin nada mejor que hacer que joder un país, sin otra profesión que crear discordias, a los que convendría buscarles un hobby. Es que el ego de ... esta gente no conoce las tardes de los sábados: esas donde hay sandía fría en triángulos o tal vez helado de tres sabores entre dos galletas como cuando era pequeño. En verano, con este calor que hace a la hora de la siesta, preferiría escribir una novela que un artículo. Y más aún leerla. Proust encontró la vocación una tarde así, estoy seguro. En la novela cabe un jardín entero o varios, en la columna cada vez la prosa se hace más pequeña y los politólogos se van deshaciendo como la brea de algunas carreteras en agosto. La columna política no es para el verano, ni siquiera en tiempos de pandemia. El lector se merece un algo frío: un negroni o lo que usted quiera, pero un lugar en el que refugiarse a mitad de periódico. Algo más allá de una glosa –aunque sea Emilianense– de las tripas del poder. Porque el poder es un festín constante y seguirá ahí gordo y voraz cuando llegue septiembre desde Bruselas y nosotros, sí, nos quedemos en los huesos.

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