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Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

La cúpula de los caídos

«Sánchez es hombre de una sola promesa cumplida. Y todavía está Franco por exhumar… Así llegó el viernes Pedro Sánchez a Valladolid»

HERAS

Dedicarse a la política es cansadísimo, y todavía los hay que la quieren desmerecer. Es apacentar ovejas sin poder respirar en el campo, sin tiempo para la poesía. Es ir de temporero al Congreso en esta democracia sin pactos. Las campañas electorales son esquilar cabezas ... de ganado, que es ir desvistiéndolas de las ideas que le sobran -casi todas- para quedarse en lo esencial, en lo primario, en lo que cada político intenta vender. La gente no quiere que su candidato le hable de balances económicos, de la crisis que nos viene y de la fragilidad de una democracia, si no de lo malos que son los otros. Pedro Sánchez no cuenta nada en realidad, por eso ha tenido que sacar a Franco del Valle de los Caídos -un lugar del que debió desterrarle la derecha hace mucho más tiempo para quitarse los complejos-. Pero en el PP, como buen partido político, se dedican a desterrarse entre ellos. Sánchez lleva dos campañas electorales con Franco a cuestas de pueblo en pueblo como Mari Carmen cargaba con doña Rogelia. Se han convertido, presidente y dictador, visto los CIS de Tezanos y las elecciones del pasado mayo, en una pareja de un sólo éxito. Algo así como Bertín Osborne y Arévalo. ¿Y después de Franco? ¿Con qué aventará a las dos Españas? Ni cuando Franco respiraba estuvo tan vivo como con Pedro.

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