Diez años de estudios superiores de teatro

La decisión de impulsar estos estudios, junto a otras enseñanzas artísticas y la escuela profesional de danza de titulación no superior, era una respuesta lógica a la fuerte demanda de estos estudios y una apuesta cultural de la región con más elevado patrimonio artístico, para contribuir a mejorar el PIB de la Comunidad a través del arte. Asimismo, al instalar esta escuela en Valladolid se contribuía sociológicamente a fijar la población e impedir el éxodo hacia otras regiones. El prestigio alcanzado por la Escuela en poco tiempo y su situación geográfica (en el cuadrante Este no existían otras) evitó que estudiantes de todas las provincias de Castilla y León tuvieran que desplazarse a Madrid y atrajo alumnos de otras quince comunidades autónomas.

La escuela sigue el currículo para las enseñanzas superiores de arte dramático, aprobado por el Ministerio, pero desarrolla unas líneas propias de trabajo, imposibles de resumir en estas líneas. Sí destacan, el esfuerzo por fortalecer el trabajo con la palabra, conocedores de la importancia del patrimonio teatral del siglo áureo y la importancia de la lengua como factor de desarrollo económico de la región.

En los primeros años se impulsó la compatibilidad del trabajo de los profesores en su vertiente pedagógica con su continuidad en la práctica profesional, de manera que los conocimientos impartidos en las aulas obedecieran a la praxis teatral y al permanente desvelo por estar al día. En el transcurso de estos años un nutrido grupo de profesores ha obtenido reconocimientos sobre el escenario o con trabajos de escritura y dirección. Un número significativo de integrantes del claustro estaba en posesión del título de doctor, pero se impulsó desde los inicios que aquellos docentes que desearan pudieran continuar sus estudios de doctorados. El resultado se traduce en una mayor competencia en la docencia y la participación en proyectos de I+D.

Otra línea de trabajo abierta por la Escuela Superior en estos diez años se ha centrado en la relación con universidades y conservatorios de Europa, por el convencimiento de la necesidad de intercambiar experiencias, metodologías y prácticas escénicas, beneficiosas para todos. El intercambio de docentes y estudiantes ha resultado muy beneficioso para las instituciones y ha abierto campos de trabajo a alumnos graduados en la Escuela. Varias promociones han salido en este décimo año que ahora comienza, algunos han constituido compañía; otros se han visto obligados a emigrar a Madrid, a la espera que una mayor colaboración entre Educación y Cultura radique en la región a alumnos egresados.