Cocina a prueba de azúcares

El acto, enmarcado en la campaña «Dale voz a la diabetes tipo 2» que pretendía sensibilizar sobre la importancia de tener una buena alimentación de cara a prevenir la diabetes. Así, durante toda la mañana, el cocinero vallisoletano preparó diversos platos, entre ellos, bombón de tomate con jamón, gazpacho de calabaza con crema de queso fresco y aceite de oliva y corzo con tierras de miel y pinar, cacao y lavanda, comidas en la que el uso moderado de los ingredientes es el factor más relevante.

Junto al chef, asistió a la escuela de cocina el Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Río Hortega, Luis Cuellar, quien apuntó «la obesidad y el exceso de calorías» como principal causa de la diabetes. En este sentido, el doctor Cuellar abogó por la prevención alimenticia como principal herramienta para evitar la enfermedad. Si ya se sufre, apuntó la necesidad de «llevar a cabo una dieta hipocalórica ajustada y que sea suficiente para el tratamiento de la enfermedad». Entre las características que debe tener una «dieta cardiosaludable», el jefe de Endocrinología del Hospital Río Hortega señaló la obligación de «no comer más de lo que se gasta y controlar la grasa saturada, es decir la animal». Otro de los aspectos en los que hizo especial hincapié el doctor Cuéllar es en «restringir los denominados azúcares malos», que son los que se absorben rápidamente y dan altos picos de azúcar en sangre.

Durante la exposición, el cocinero Ramiro estuvo acompañado por Gloria Cabezas, supervisora del Servicio de Endocrinología del centro hospitalario, quien resaltó la importancia de «hacer cinco ingestas equilibradas y variadas al día y de eliminar los dulces, el azúcar refinado y las grasas de la dieta como una forma de prevenir y controlar la patología». Además, la doctora Cabezas advirtió que los hábitos alimentarios «empiezan en la cesta de la compra, evitando comprar todo aquello que resulta innecesario para seguir una alimentación equilibrada».

En los últimos años los casos de diabetes han aumentado considerablemente «en relación con el incremento de la obesidad», destacó Cuéllar, quien explicó que se ha pasado de un índice de prevalencia «del 5 ó 6 por ciento al 14 por ciento».

Por desgracia, Castilla y León no es ajena a esta estadística ya que se calcula que entre 180.000 y 200.000 personas padecen diabetes en la Comunidad, aunque en casi la mitad de los casos aún no está diagnosticada.

El doctor reconoció que uno de los principales obstáculos con los que se encuentran es que mucha gente no descubre que es diabético hasta que «no aparece una complicación, que suele ser un infarto». Síntomas como orinar mucho, beber mucha agua, tener mucha sed o estar muy cansado, además de los antecendentes familiares, pueden ser buenas pistas para sospechar sobre el padecimiento de la enfermedad, según el jefe de Endocrinología del centro vallisoletano.