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ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Diario de un jubilado en Nueva York (43): Dos días y una noche de diciembre

La señora Elvira se tomaba una copita de anís y volvía a enredar su vejez en la oscura soledad de su mirada

Un belén en Brooklyn

POR HILARIO BARRERO

Al llegar el día ocho pedíamos permiso para poner el nacimiento . Al principio lo colocábamos encima de una cómoda del comedor: un poco desértico, un poco montañoso, con zonas áridas, nevadas y vegas verdes que florecían a ambas orillas de un río de ... espejos rotos. Luego, al disponer de más espacio, lo montábamos en el piso de arriba, donde mi padre no subía. Tenía un volcán con humo, un río con agua, campos tipo concentración parcelaría, una lumbre en la que se calentaban unos pastores que esperaban una noticia y un molino que solo molía la harina del tiempo. Ese tiempo se llevó el agua, el humo, el fuego, el aire y nuestra infancia.

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