Del tiempo y sus caminos (43): Las formas clásicas. Clásicos vivos

Toda poesía verdadera habita perfectamente en todas las formas. La encontramos en el verso libre, en el soneto, en la lira, en la décima, en la copla real, en el romance, en el haiku y en más formas, en la rima consonante y asonante, en toda la rica variedad que ofrece la posibilidad de dar hermosos frutos poéticos. Yo amo todas las formas poéticas y, si bien amo el verso libre y lo escribo, mi intención aquí es rendir homenaje a las formas clásicas , que amo y, asimismo, escribo varias de ellas.

Las formas clásicas, con la rima y el ritmo, al estar bien unidos a un rico contenido de pensamiento y emoción, son una hermosa y fecunda unión de palabra y música. Y son fuerza viva . El arte verdadero, como todo lo verdaderamente importante, no está ni ha de estar sujeto a lo que se llama moda. Sólo lo insignificante pasa de moda. El arte verdadero, sea cual sea su tiempo, permanece vivo, con luz brava. Rindo homenaje a lo clásico y a los clásicos con este aforismo mío: «Siempre joven y vivo, como un clásico» . Y, asimismo, con este soneto:

DOY GRACIAS AL SONETO

Soneto, te doy gracias por herirme,

que la tuya es herida de belleza,

la que une alegría con tristeza,

la que me hace andar con paso firme.

Te lo quiero decir antes de irme,

juntos el corazón y la cabeza,

porque tú eres amigo de una pieza

y me das esa mano a la que asirme.

Si yo te digo «ven», vienes conmigo

y, verso a verso, me tiendes la mano,

yo de tu mano camino contigo.

Andamos juntos, te siento cercano,

te lo quiero decir y te lo digo:

gracias por ser soneto y ser hermano.