El inspector Aldana aterriza en Toledo
Crítica al libro «Mazapán Amargo», de Joaquín García Garijo y Santiago Sastre Ariza. Editorial Ledoria, 2001.
El inspector Aldana aterriza en Toledo
No es necesario salir de las murallas toledanas para encontrar novelas que nos sumerjan de lleno en el entramado de la investigación de un crimen sin un móvil aparente. Esto es lo que proponen Joaquín García y Santiago Sastre en Mazapán Amargo, una novela negra ... que acaba de aparecer en la Editorial Ledoria. En este volumen aparece en la escena literaria el inspector Martín Aldana, que, después de un pasado turbio en Marbella, es destinado a Toledo y se encuentra con un caso que, además de resultar complicado, implicará empaparse bien del conocimiento de la sociedad toledana para cerrarlo con éxito.
En las páginas de Mazapán Amargo el lector hallará un lenguaje sencillo, con un buen manejo de la ironía y en el que predomina la rapidez del diálogo, pero ajustado al técnico que se emplea en el mundo policial. Además, cualquier toledano podrá fácilmente reconocer algunos de los barrios de la ciudad dónde se desarrolla la acción de la novela, desde el casco histórico a zonas como Buenavista o el Polígono.
Tanto Joaquín García —que se dedica a la tecnología informática—, como Santiago Sastre –que es profesor en la Universidad de Castilla–La Mancha—, son buenos conocedores de la sociedad toledana de la que forman parte, de los impulsos que la mueven y sobre todo de los rasgos que la caracterizan, algo que queda patente en este libro, pues los protagonistas de la novela recurren a Madrid como válvula de escape a los rigores que impone vivir en una sociedad un tanto cerrada.
Finalmente, cuando el lector alcanza el inesperado desenlace, se da cuenta de que el título del libro hace honor al móvil del crimen que ha traído al inspector Aldana de cabeza desde que puso sus pies en la Ciudad Imperial. Se produce un inesperado giro en la novela que se aclara en las páginas finales. En definitiva, una novela muy toledana y muy entretenida que, ojalá, tenga continuidad en un segundo caso para el inspector Martín Aldana, como se atisba en las líneas finales.
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