Hilario Barrero: Un toledano culto en Nueva York
alfonso gonzález calero
Hilario Barrero es un toledano que vive en Nueva York, desde 1978. Afortunadamente es de los que no han roto sus vínculos con la tierra de origen y todos los años regresa a España, a Toledo y a Asturias, principalmente. Buena prueba de ... que aún sigue teniendo amigos (y familia) entre nosotros fue la muy nutrida concurrencia que vivo a acompañarle con motivo de la presentación de uno de los libros que ahora comentamos, Libro de familia, en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, a finales del pasado mes de junio.
Hilario Barrero es profesor en la Universidad pública de la Ciudad de Nueva York (CUNY) y su tiempo -muy bien aprovechado- le permite, además de dar sus clases y organizar su vida privada, publicar cada dos años, aproximadamente un tomo de sus diarios, para escribir y publicar poesía, así como para traducirla. El año pasado, la prestigiosa editorial sevillana Isla de Siltolá le publicó una espléndida antología de poesía breve en inglés, bajo el título de Lengua de madera, en la que Barrero nos ofrece una muy personal y sugestiva selección de poemas breves en esa lengua, con sus correspondientes traducciones.
En lo que respecta a su faceta memorialista, como escritor de diarios, la productividad de Hilario es amplia: Esta que ahora comentamos -Brooklyn en blanco y negro- es la quinta entrega de sus diarios, siendo las anteriores: Las estaciones del día (en 2003); De amores y temores (2005); Días de Brooklyn (2007) y Dirección Brooklyn (2009). Cada uno de estos incluye en torno a dos años de su vida. Por su páginas aparecen retazos de la vida neoyorquina, la académica y la personal; lecturas, viajes, reflexiones sobre la vida y la política norteamericanas, pero también podemos ver retazos de Toledo y sus nostalgias; de familiares y amigos, recuerdos y evocaciones, etc.
Así por ejemplo en la página 19 de este tomo, en la entrada correspondiente al 25 de enero de 2008, podemos leer:
«Ayer por las tarde, sobre las 212,30, se murió Paquito Torreblanca, de un cáncer fulminante…Mañana sábado le enterraremos en Toledo. Es el primero de la lista de la pandilla; estamos ya en primera fila de combate e iremos cayendo poco a poco; no tiene remedio».
La lectura del diario de alguien culto y con una mente abierta a lo universal es muy enriquecedora porque nos permite asomarnos a otros países, otros ámbitos, otras formas de vida y de relación con el entorno, otras lecturas, otras sensaciones y experiencias. Nos permite viajar sin movernos de nuestra butaca, y nos anima a conocer la ciudad y el país que el autor está describiendo. Así pues, constituye una experiencia muy recomendable.
En cuanto al poemario, Libro de familia , mejor que nosotros dejamos la palabra a José Muñoz Millanes, colega de Barrero en la CUNY y prologuista del libro:
«El poeta se inclina más bien a abordarla (la vida) en las huellas que va dejando. Como su título indica, el texto adquiere el carácter de uno de esos viejos libros de familia en cuyas páginas discontinuas se registraban, entre el nacimiento y la muerte, los hechos más salientes de unas vidas estrechamente relacionadas. Pues el ámbito de la experiencia viene dado para Hilario Barrero por las personas que a lo largo de los años lo han afectado».
Se trata de una poesía honda como la vida, a ves dulce, a ves dolorosa; a veces amable a veces descarnada, que con una dicción directa, pulida, sin alharacas ni barroquismos, nos lleva a los rincones de la vida, a sus pasiones y a sus preguntas más palpitantes. Un buen libro de poemas, sin duda alguna.
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