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Pedro A. González Moreno - OPINIÓN

Aforados y otros despropósitos

«De lo que padece el aforado ya se mofó Cervantes en una de sus más famosas novelas ejemplares: el síndrome del licenciado Vidriera»

POR PEDRO ANTONIO GONZÁLEZ MORENO

El aforado es una singular especie ibérica que ramonea a sus anchas al abrigo del poder . O dicho de otro modo, el aforamiento es como una madriguera que sirve de refugio contra los hurones de los tribunales ordinarios de justicia.

Entre las ... acepciones que el diccionario recoge de la palabra «fuero» se encuentran las de «jurisdicción, poder. Cada uno de los privilegios o exenciones que se conceden a una provincia, ciudad o persona». Acepciones que son suficientes para comprender qué significa hoy en día el estatus de aforado . Antaño se concedían fueros a los reinos y a las ciudades, y aún hoy esa rancia costumbre feudal se sigue manteniendo con determinadas personas cuyos méritos sólo consisten en ostentar ciertos cargos relevantes. Es decir, en un bucle que parece retroalimentarse, se conceden privilegios a un cuerpo social que ya es, de por sí, privilegiado. Y entre esos privilegios está el de gozar de inmunidad judicial, una condición de la que disfrutan los parlamentarios y muchos otros cargos públicos.

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