Mensaje de confianza de Gobierno y empresarios en los Premios Cecam

Con más presencia de público que en otras ediciones, aunque con la ausencia significativa de dirigentes socialistas —ni siquiera acudió el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page—, esta entrega de premios fue un reconocimiento no sólo a los cinco empresarios premiados —uno por cada provincia de Castilla-La Mancha—, sino también a la apuesta que ha realizado el Gobierno de Cospedal por los emprendedores, con la Ley que se aprobará hoy en las Cortes Regionales, de ahí que también la presidenta recibiera el premio institucional.

En su intervención, María Dolores de Cospedal recordó que la Ley de Emprendedores quiere ser el instrumento para la recuperación económica de Castilla-La Mancha y abanderar con ello la rapidez en la creación de empresas, así como inculcar desde la más temprana edad los valores de los empresarios.

Destacó que la ley impulsará ayudas económicas, líneas de apoyo, compensación de deudas, políticas de fomento de la internacionalización y de atracción de la inversión, además de asesoría especializada de todo tipo, «una ley que persigue que los emprendedores y los inversores encuentren en Castilla-La Mancha un terreno abonado a la generación de beneficios y creación de empleo, en un clima de confianza, facilidades, seguridad jurídica y previsibilidad».

En su discurso no olvidó las causas que han llevado a la crisis que sufre Castilla-La Mancha —aunque dijo que ya es tiempo de buscar soluciones—, y recordó las 170.000 facturas sin pagar a sus proveedores y un agujero oculto de 2.800 millones de euros, así como un déficit del 6%, por lo que insistió en la necesidad de «reinstaurar la unidad que exige nuestro mercado interior, o la credibilidad necesaria para captar nuevas inversiones».

También habló del plan de ahorro que ha puesto en marcha su Gobierno, «el más ambicioso de toda España», aunque reiteró que «los ciudadanos tendrán garantizada la calidad de las prestaciones básicas y universales, especialmente los colectivos más débiles».

En su primera visita a Castilla-La Mancha como presidente de CEOE, Juan Rosell incidió en la necesidad de infundir desde la guardería a la universidad el «virus empresarial» para convencer a los jóvenes de que se arriesguen y «se tiren al ruedo del mundo empresarial para sacar al país del «gran drama que atraviesa». Porque, según dijo, entre los empresarios hay alegrías y fracasos, pero la empresa es «una historia de éxito» no sólo para los que ponen el capital, sino también para los trabajadores, porque «al fin y al cabo, la empresa es de todos y entre todos la hacemos crecer».

Y incidió en esta necesidad de inculcar el espíritu empresarial entre los jóvenes porque, según recordó, se ha producido una importante caída en la creación de empresas; así, si en el año 2007 se crearon 150.000, este año la cifra se ha reducido prácticamente a la mitad, con apenas 80.000 sociedades nuevas. Y aseguró que los empleos se crean con la creación de empresas y en ello tienen mucho que ver los autónomos.

Coincidió con la presidenta de Castilla-La Mancha en defender a España como un país «serio» y solvente, porque, advirtió, «se le está perdiendo el respeto» al poner en entredicho su economía.

Aseguró que después de pasar por varias crisis ha sido capaz de generar empleo y, además, en algunas cifras macroeconómicas las cosas van bien, como en las exportaciones, que no dejan de crecer. Eso sí, consideró imprescindible controlar el déficit y ser austeros, así como dar la confianza a los empresarios facilitando su financiación, para que hagan que el país sea «atractivo» y así poder generar empleo.

Por su parte, el presidente de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha, Ángel Nicolás, también ofreció un mensaje de optimismo a los asistentes, asegurando que vivimos en una región «de empresarios luchadores», y alabó el trabajo realizado por el Gobierno de María Dolores de Cospedal en estos primeros cuatro meses de «respaldo a la imagen empresarial». También reclamó al Gobierno que salga de las urnas el 20N una política de mejora de la productividad y medidas valientes para salir de la crisis «aunque no sean ni fáciles ni cómodas», así como restituir el entorno favorable.