desde mi escaño
Gobierno Twitter
Rivero y su Coalición Canaria responden perfectamente a ese prototipo del nacionalismo llorón y plañidero
juan velarde
SE confirma la teoría de que Paulino Rivero utiliza como nadie la demagogia. El presidente del Gobierno canario usó a la perfección una ambigüedad extraída del Consejo de Ministros para incendiar la red con la cantinela de que a los canarios nos dejaban solo con ... el 25% de la subvención al transporte aéreo. Es cierto, además, que la confusión podía tener cierto fuste y yo mismo, en el programa Tenerife Week, que dirige magistralmente Ángel Suárez, me tragué el anzuelo y fui víctima de no contrastar el dato. Vamos, que me dejé llevar por la corriente de la prisa y de que la manifestación masiva y virtual de Twitter era un gancho claro como para opinar sobre lo que al final se demostró un bulo perfectamente cocinado para que cayésemos en la edulcorada trampita.
Sin embargo, lo que no resulta de recibo es que un presidente de Gobierno autonómico utilice las redes sociales cual líder de república bananera y se dedique a enardecer a las masas en vez de, como haría cualquier político con un mínimo de cordura, coger el teléfono y llamar directamente a la ministra del ramo, en este caso a Ana Pastor, de Fomento, y que esta le aclare punto por punto qué es lo que se quiso decir con lo del recorte de 65 millones a la subvención aérea.
Insisto, Rivero no puede dar esa imagen de dirigente populista y dejar en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: «Somos una sola voz denunciando este atropello #CanariosAislados» y, poco antes: «El Gobierno del PP aleja Canarias de España con el recorte de la ayuda al transporte». ¿Realmente es consciente el presidente del Gobierno canario de que no puede actuar como un «quinceemero» en las redes sociales? Él tiene una responsabilidad con sus ciudadanos, pero quizá, vista su escasa popularidad en los últimos tiempos, prefiere tirar por la senda de los fuegos de artificio y la panoplia propagandística antes que, repito, informarse adecuadamente para no llevar a su gente a creer que el Estado margina a las Islas.
Al final, Rivero y su Coalición Canaria responden perfectamente a ese prototipo del nacionalismo llorón y plañidero, a esos dirigentes menores (sin ironías ni dobles sentidos) que cuando ven que se les toca mínimamente una partida económica enseguida sale a relucir el discurso de que «España nos margina». Sólo hay que ver lo mal que les suele ir a estos Ejecutivos donde el nacionalismo se ha incrustado como una lapa: paro, sanidad deficiente, educación por los suelos..., pero parece que sí sobra dinero para pseudoindependentismos y contar verdades a medias sobre la triste historia de conquistas y colonizaciones españolas. ¡Qué disparate! Eso sí, tampoco esperaba que Rivero recogiese velas después del patinazo en la red, pero a eso ya estamos acostumbrados.
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