Taumaturgia canaria

El tema que nos ocupa —y nos preocupa— son los datos del paro del pasado mes de marzo dados a conocer esta semana. Como siempre han sido motivo para que los nuestros agitaran la bandera de la victoria. O cualquier bandera, la cosa es agitar . Unos porque dicen que con la defensa del faro de Occidente, la cosa va en buen camino y los otros porque se agarran al vintage y no quieren que la chaqueta de pana pase de moda. Lo más, que son los de abajo, con cara de tontos porque comenzamos a sospechar que nos están vacilando.

Cabildos, ayuntamientos patrios o la Consejería de la cosa, no se cortan a la hora de buscar el enfoque menos duro del poliedro empleo/paro. Como taumaturgos en un juego de malabares, siempre buscan el eufemismo más increíble para vender humo. “El mejor trimestre del último semestre”; “la quincena menos mala de los últimos quince días” o “el porcentaje con menos decimales primos de la serie estudiada”, todo vale para maquillar una realidad que se asienta en los pilares de la precariedad laboral y la escasa competitividad de la economía canaria.

Hoy por hoy, del sector primario solo nos acordamos para subir selfies de temática pastoril a las redes; el secundario lo olvidamos directamente y el terciario de capa caída porque, entre otras cosas, en lugar de habernos tomado en serio la fiscalidad o el apoyo real al emprendimiento, las hemos usado para llenar titulares y bocas .

Planes de empleo y estrategias sacadas directamente de manual de parvulario son las recetas que nos ofrecen. Caramelos que no alimentan a esta apaleada sociedad, pero si a la caries que carcome los valores éticos y sociales que nos acunaron. La mejor generación de Canarias (la del BUP, carrera y master) sobreviviendo con las migajas que nos tiran desde el palco.

Y no contentos con dejarnos mear en la cara, pedimos más porque en el fondo nos va el rollo: más fútbol en abierto, más vacilón y más noches en blanco. Y redondeen como redondeen, comparen como comparen, argumenten como les digan, la realidad es una: más de un cuarto de millón de personas en Canarias quieren pero no pueden trabajar.

La ética de la responsabilidad social y el compromiso adquirido después de las elecciones se diluye entre el tuteo, la guaracha y el tuitero de turno.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.