El CSIC, en primera línea: «Vemos explotar casas y cómo se pierde el sueño de una vida en minutos»

A pesar del trabajo intenso que coordina en nombre de la ciencia, Nogales lo tiene claro «la principal preocupación son las personas que lo han perdido todo, porque somos personas antes que científicos y los vecinos necesitan que también nosotros arrimemos el hombro». Ellos son un apoyo porque «independientemente del interés científico, y la oportunidad profesional que supone un nuevo volcán, su hombro está para los vecinos de La Palma».

Es una «montaña rusa» entre lo profesional y la carga emocional, asegura. «Desde primera línea vemos explotar casas, es el sueño de una vida, y se te encoge el corazón» . Cuando ven estos drásticos momentos «solo pienso que ellos han tenido su ilusión de vida puesta en una casa, en un terreno, y desaparece en minutos».

Los vecinos «necesitan apoyo y fuerza, y tengan claro que los científicos vamos a estar con ellos » y sobre el terreno «el tiempo que haga falta» porque los palmeros «no se van a quedar solos».

Para Manuel Nogales, la ciencia «ha dado un paso definitivo para demostrar su importancia y que se crea en ella», porque «no siempre ha estado bien financiada y siempre cuesta un poco conseguir apoyo». Ahora, aunque «hay margen de mejora», la ciudadanía y el Gobierno central y autonómico «están dando un paso al frente, porque estamos y damos resultados» desde la ciencia.

Este volcán hará que «avance la ciencia y servirá para aprender para el futuro», sostiene.

Desde el volcán de Teneguía en 1971 y el volcán Tagoro de El Hierro en 2011 «se ha avanzado muchísimo en infraestructura y en el campo de monitorizar» , el salto ha sido «importantísimo» en apenas unos años porque «la ciencia tiene mucho que aportar a la ciudadanía» con el objetivo de estudiar, anticiparse pero también «de minimizar el daño social que ocasionan catástrofes naturales como esta».