La cirugía cardíaca infantil echa el cierre

Hace algo más de diez años que un equipo de prestigiosos especialistas pusieron a funcionar el servicio de Cirugía Cardíaca Infantil (CCI) dentro del Complejo Hospitalario Universitario Materno Infantil (Chumi) de Las Palmas de Gran Canaria. Durante esta década, el Servicio de CCI se ha transformado en uno de los que más casos atiende en todo el territorio nacional y, paradójicamente con uno de los presupuestos más bajos. Para no abundar mucho en estadísticas que ya están a disposición de todos ustedes a través de los enlaces oficiales y de algunos medios de comunicación, me centraré en algunos datos que por su importancia si que merece la pena destacar.

Atendiendo a algunos de ellos, es imposible abstenerse de la gravedad que significa esta decisión de clausura tomada por el Gobierno de Canarias injustificadamente desde cualquier punto de vista. La atención médica del paciente con cardiopatía congénita ha evolucionado tanto en los últimos años que se ha ido convirtiendo en un procedimiento continuado que abarca, desde la atención del paciente incluso en el periodo fetal, hasta la edad adulta, ocupándose de su evolución de forma compartimentada durante los diferentes periodos de la vida de los pacientes.

Como todos podemos entender perfectamente, esto requiere de un servicio médico que pueda ofrecer estos cuidados, al mejor nivel, con los mejores índices de calidad y a lo largo de todo el espectro de edades. Obviamente, debido a su complejidad estos procesos requieren de una terapia y unos cuidados continuados y prolongados en el tiempo, los cuales sólo son posibles en servicios con esta orientación. Pues bien, todos estos requisitos ya se pusieron en marcha y actualmente están funcionando en nuestra comunidad autónoma y todos ellos se cumplen y se han cumplido eficaz y sobradamente durante algo más de diez años que el servicio de CCI presta sus servicios a los canarios y residentes en Canarias.

Miren, según estadísticas del propio Gobierno de Canarias, en nuestro archipiélago nace una media de 17.196 bebés al año. De ellos, alrededor de 138 niños al año son pacientes cardiópatas y, nada menos que 108 necesitarán cirugía cardíaca infantil y el posterior seguimiento y modificaciones en su tratamiento a lo largo de su vida, tal y como hemos visto. Para que ello sea posible, el servicio de CCI se ha provisto de otras unidades como son la de Hemodinámica Intervencionista (popularmente conocida como cateterismo) o la Unidad de Diagnóstico Prenatal y Medicina Fetal que, con un 82 % de tasa de detección, ha conseguido desde 2007 una reducción constante del número de abortos por cardiópatías congénitas.

Pero es que hay más. Asociadas a la CCI, por la misma naturaleza de la especialidad, están la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos y la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales al mismo tiempo que se desarrolla una importante actividad docente al respecto a través de cursos, sesiones hospitalarias, etcétera.

Parece obvio que la preocupación de todo gobierno, especialmente en lo que al tema de Sanidad se refiere, no ha de ser principalmente la dimensión del servicio que se presta, sino la calidad del mismo en la asistencia a las necesidades de los pacientes y a sus familias. Pues aunque les pueda parecer increíble, esto es lo que el señor Paulino Rivero pretende cerrar en Canarias. Un servicio tan imprescindible como este y que con tan sólo algo más de un millón de euros al año se podría mantener abierto y efectivo. Sin embargo, y como todos sabemos de sobra, el ejecutivo del señor Rivero mantiene inquebrantables e inexplicablemente un sin fin de otros gastos superfluos y muchísimo mayores.

Sí, sí, en efecto... la policía autonómica, las embajadas canarias, los coches oficiales, más de un centenar de empresas públicas con unos directivos con sueldos estratosféricos, o.... los casi 40 millones de euros que anualmente se destinan a mantener la RTVC. Pero mire señor Rivero, ya no nos puede engañar más. Ya no vale salir llorando y oficializar el llanto para quejarse de las dificultades que entraña vivir en un territorio fragmentado cuando usted propone cerrar un servicio como el de la CCI y enviar a nuestros niños a la península, a sabiendas o ignorando —que no se yo qué es peor— el riesgo que supone para pacientes cardiópatas infantiles un traslado de semejante magnitud.

¿No le parece señor Rivero que ya está bien de engañar a los canarios mientras usted juega a mantener intereses particulares y partidistas? El sostenimiento de su mini-nación, el coste de su idea de Canarias, ha empezado a sacrificar muchos de los servicios esenciales en nuestras islas mientras usted, de forma absolutamente vergonzosa prefiere mantener esos gastos nacionalistas y que al resto de los canarios no les significa nada. Unas cantidades de dinero que administradas con honestidad y gestionadas con eficacia serían más que suficientes.

Señor Rivero, desde todas las instancias, los ciudadanos y sus representantes en el Parlamento, incluso muchos de los que todavía le apoyan, le pedimos una vez más que reconsidere el cierre de la Unidad de Cirugía Cardíaca Infantil. Le pedimos que, aunque no esté dentro de sus hábitos gubernativos, escuche las voces de familiares y afectados, de profesionales y ciudadanos en general que claman que, además de ser sensible con los pajaritos, lo sea igualmente con el mantenimiento de este servicio del Área de Sanidad, aunque le cueste un poco de autobombo.