Canarias, colapsada y a la espera de una llegada masiva de inmigrantes

Sin embargo, en la primera quincena de septiembre esta cifra ya se ha quedado corta y supera los 14.359 inmigrantes, en una muestra palpable de que la Ruta Canaria está cambiando y las previsiones no son buenas. El 20% del total de personas rescatadas en aguas cercanas a Canarias, más de 2.900, han tocado la tierra de las islas durante los primeros quince días del mes, aún en los primeros momentos de lo que suele ser la temporada alta de llegadas. El total de inmigrantes que han desembarcado de forma irregular a las islas Canarias en lo que va de año, ya es un 24,6% más que en 2022, concretamente, 2.837 personas más.

Esta llegada de inmigrantes irregulares a Canarias en los primeros días del mes ha desbordado toda expectativa. En 2020, un año récord para la Ruta Canaria que llevó al colapso de los servicios en las islas -debilitados por la crisis del Covid-19-, llegaron a la comunidad en ese mismo periodo unas 35 embarcaciones a bordo de las cuales viajaban en torno a 2.500 inmigrantes.

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Reforzando esta tendencia al alza, la cifra ya ha sido superada con creces en 2023. Y es que una mayor inseguridad en la región del Sahel, la presión de la hambruna en África y el devastador terremoto en Marruecos ha llevado al límite a una población ya vulnerable, que confía en las mafias como la única salida para emigrar hacia Europa, aunque eso signifique jugarse la vida en el mar para lograr salir de la pesadilla.

En ese sentido, pese a que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha defendido que la «nueva etapa» en la relación con Marruecos ha llevado a una importante reducción de la inmigración ilegal hacia España, en Canarias esa disminución está lejos de la realidad.

Entre las causas que han provocado más muertes en este período, a pesar de las negociaciones de Sánchez con el país alauita, figuran nuevamente situaciones de omisión del deber de socorro en la zona, la demora en la activación de medios de búsqueda y rescate, la insuficiencia de los medios cuando estos son activados, las malas prácticas durante los rescates y la falta de coordinación entre España y Marruecos.

Las 'calmas' no han hecho más que empezar y ya los datos son alarmantes en la Ruta Canaria, un colapso anunciado para este 2023 y que ya ha sobrepasado todos los límites de alojamiento y asistenciales en islas como El Hierro. Ejemplo de ello es que en apenas 72 horas (9, 10 y 11 de septiembre) llegaron más de 1.350 personas a bordo de 16 embarcaciones irregulares, una oleada de tres días que es solo una muestra del giro que está experimentando el fenómeno migratorio en la ruta más peligrosa de Europa.

Con 469 personas un día, 652 el siguiente y 231 el tercero, El Hierro, Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura tuvieron que poner al límite sus servicios para atender este desborde de llegadas. Solo en El Hierro asistieron a 420 personas en un fin de semana, una cifra totalmente insostenible para los recursos de la isla. De hecho, la Delegación de Gobierno tuvo que solicitar el apoyo de la empresa Naviera Armas para poder trasladar a una parte de los inmigrantes a Tenerife, en una decisión antes inaudita y cada vez más frecuente.

Y es que Cruz Roja tenía prevista la llegada de unas 600 personas durante este año a El Hierro, una cifra que ha sido superada en tan solo una semana. Pero no solo son los que llegaron, también la desgracia que queda en el trayecto. La ONG Caminando Fronteras alertó que al menos 12 personas se ahogaron en estos primeros días de septiembre camino a las islas, perdiendo la vida en su intento por lograr una vida mejor en Europa.

En lo que va de año han llegado a las islas 255 embarcaciones, entre cayucos, pateras y neumáticas, con llegadas a todos los territorios insulares salvo La Palma. Esto se traduce en que Canarias recibe a más de la mitad de los migrantes llegados a España, con cifras un 24,6% superiores a 2022, 56,6% mayores a las de 2021 y un 15% más que en el histórico 2020. Más escalofriante es la comparación con los números registrados en la etapa anterior a la pandemia, ya que en relación con 2019, estos se traducen en un incremento de un 2.265%, de un 2.823% en comparación a 2018 y hasta un impactante 10.802% más con respecto a 2017, donde a mediados de septiembre apenas habían llegado 133 migrantes.

Por su parte, el caso de los menores migrantes no acompañados sigue siendo un problema que las instituciones canarias tratan de reivindicar, aunque parece no ser escuchada. En este año solo se han producido 354 traslados desde las islas, cuando el archipiélago tiene bajo tutela a más de 2.500 menores inmigrantes no acompañados. La consejera de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, Candelaria Delgado, ha pedido corresponsabilidad para que se realicen más traslados de estos menores de edad a otras comunidades autónomas. De la misma forma, ha reclamado que el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 convoque otra conferencia sectorial para revisar los criterios de los mismos.

Por su parte, el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, ya ha enviado una carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que reclama más implicación del Estado ante la «grave» crisis migratoria que está sufriendo el archipiélago, como la ha definido, y ha exigido una reunión con los ministerios de Migraciones, Interior y Asuntos Exteriores.

Además, el presidente de Canarias reclamó a principios de semana a la Comisión Europea el mismo trato que la isla italiana de Lampedusa, que actualmente también vive una grave crisis migratoria en sus costas que ha levantado tensiones entre el Gobierno de Giorgia Meloni y Bruselas. En la misma línea, Clavijo expresó este miércoles al rey Felipe VI su preocupación por la transformación de la Ruta Canaria en un escenario de diáspora masiva durante una audiencia en el Palacio de la Zarzuela.

A los problemas históricos de los países africanos emisores de migrantes se han ido sumando otras dificultades. Ahora, los inmigrantes ya no solo en buscan oportunidades, en los últimos años huyen de conflictos bélicos, de matrimonios forzosos, de persecuciones por raza u orientación sexual, y por los efectos del cambio climático, que han convertido sus aldeas en desiertos.

Así, el fenómeno migratorio en la Ruta Canaria ha dado un giro de 180 grados. Mientras antes las salidas se realizaban desde Marruecos y el Sáhara, en los últimos meses están saliendo del sur, lo que significa más de una semana de navegación y un aumento de las probabilidades de naufragio. Además, tal y como lleva ocurriendo desde el pasado año, la Ruta Canaria se ha llenado de lanchas neumáticas en vez de las tradicionales pateras de madera, una infraembarcación de gran precariedad y que puede llegar a estar sobrecargada con más de medio centenar de personas a bordo.