El campo arde, pero el Congreso a sus cosas

Aunque, en su defensa, he de decir que no es el único que no se entera. Tampoco el PP parece estar entendiendo lo que está pasando -hay que salir de Madrid- y centró la sesión de control en una batería de ataques a Félix Bolaños relacionados con la amnistía y el Poder Judicial. Que no digo yo que no sea necesario, pero sorprende la falta de cintura y de habilidad para aprovechar que tienes enfrente al presidente y tirarle a la cara la pregunta: «¿Qué tiene pensado hacer usted con el campo? ¿Tiene algo que decir a esa gente que está tomando las carreteras aparte de que se mueran de hambre y de dar órdenes a Marlaska para que no entren en Madrid? ¿Ha pensado qué se va a poner para los Goya? Y si cortan la A-6, ¿cómo va a llegar a Valladolid? ¿En Falcon?»

Hubo algún intento, pero insuficiente, débil y en segundo plano, como si no les hubiera dado tiempo a prepararlo y quisieran asegurar el empate. Se sumaron a ese tímido intento Vox -que aprovechó para meter un palo al PP por la Agenda 2030-, Esquerra y Junts. Estos últimos circunscribiendo el tema a Cataluña, claro, que ya sabemos que la solidaridad se acaba en Sagunto. Y, como Esquerra está siempre a la última, Teresa Jordá pidió que se hiciera «más caso al pequeño agricultor y menos a la Duquesa de Alba», que desde hace ocho años es un duque, se llama Carlos y tiene mandíbulas como portaviones. Llama la atención que en Esquerra no hablen de agricultores y de ganaderos sino de 'productores y productoras de alimentos'. Conecta mejor así con su votante medio, ese pijillo que, en el barrio de Gracia, llora golpes de estado comiendo cosas sin ojos.

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Y, a decir verdad, en este momento no tengo claro si el Gobierno se ha enterado de la que se le viene encima con el campo y simplemente sobreactúa desdén para restarle importancia o realmente están fuera de juego. En cualquier caso, otra oportunidad perdida de un PP que no es capaz de conectar con el pulso de un país, de mostrar agresividad y tensión y de improvisar discursos si no les avisan del tema con una semana de antelación.

Aún así, bien en lo que tenían preparado, medido, corregido y ensayado. Intervenciones acertadas de Feijóo, Bendodo, Tellado, Gamarra y sobre todo de un Rafa Hernando que demostró que le sobran las tablas y el instinto que le faltan a su grupo. Y aunque Bolaños no es Sánchez, también le sobra cinismo y le falta vergüenza, por lo que la sensación es que el intercambio de golpes no le llegó a noquear. Mención aparte el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Parece un tipo educado, preparado y listo, pero entre ministros de Sumar, parecía un opositor a notarías en medio de una grada de animación. Miraba el hemiciclo como arrepintiéndose de haber caído tan bajo. Y yo le entiendo. Hasta el punto que me daban ganas de abrazarlo y asegurarle que no pasa nada, que su currículum ya ha tocado fondo siendo ministro de Sánchez y que de aquí ya solo puede ir a mejor.

Y luego Galicia, claro. Anulada y ninguneada Yolanda Díaz, obsceno diálogo teatralizado entre Puente y el representante del grupo socialista, que debería haber sido anunciado como espacio televisivo de propaganda electoral. Que, ya que estamos, lo podría presentar Planas. Igual se arranca con 'Un canto a Galiza'.