Feria de San Jorge, la Feria de Ballesteros

En definitiva, dos corridas de toros para San Jorge plagadas de esos detalles que siempre reclaman los aficionados cuando, muchas veces, en las ferias se olvidan los gustos y las satisfacciones que deben recibir quienes más defienden la Fiesta. Y además, la empresa de Simón Casas ha querido dar un acento netamente aragonés al rendir homenaje a uno de los toreros más importantes que ha dado esta tierra, Florentino Ballesteros , al cumplirse los cien años de su muerte por un toro en la plaza de Madrid.

El San Jorge de Ballesteros comenzará el 22 de abril con una corrida concurso de ganaderías en la que se lidiarán, por orden de antigüedad, toros de Partido de Resina, Cuadri, Alcurrucén, El Ventorrillo, Flor de Jara y Ana Romero , a manos de Rafaelillo, Alberto Álvarez y Román . Buena elección del ganado, combinando los encastes de Núñez, Santacolma y Domecq, con dos propios como los pablorromeros y los cuadris. Y entre los coletudos, el valor de Rafaelillo, la presencia de un aragonés que siempre deja su poso, Alberto Álvarez; y la presentación de una novedad como Román, que llega con el aval de sus triunfos en Valencia, y con una actuación muy esperanzadora el año pasado en la plaza de Teruel.

Para el día de San Jorge se anuncian toros de Luis Algarra, para Curro Díaz, Paco Ureña y Ginés Marín . Los toros de Algarra se esperan en Zaragoza desde la excelente corrida de toros que lidió hace dos temporadas en estas mismas fechas abrileñas. En el cartel, dos toreros también esperados por los aficionados zaragozanos: Curro Díaz y Paco Ureña. Los dos con suficientes avales como para dar una buena tarde de toros, y acompañados por Gines Marín, uno de los jóvenes que más esta dando que hablar, que en Zaragoza ya ha dejado muestras de la buena clase que posee.

Y todo bajo el aura de Florentino Ballesteros, aquel torero que, junto a Herrerín, fue ídolo de la afición. La pasión por los dos hizo crecer la Misericordia. Un torero que, cuando estaba a punto de convertirse en una de las figuras de la Edad de Oro, encontró la muerte en las astas de un toro y que Zaragoza lo lloró como pocas veces ha hecho.