Zapatero ignora la situación de los derechos humanos en China

La visita de Zapatero a China y Singapur tiene como objetivo la captación de inversiones para garantizar la solvencia de la deuda española, como los realizados a Nueva York en septiembre y a Qatar y Dubai hace un mes.

Por eso, hasta ahora, en Pekín todo han sido buenas palabras. Incluso se va a acordar la celebración de un partido de fútbol entre la selección española y la china para fomentar en intercambio turístico entre ambos países, en un torneo que se bautizará como «Juan Antonio Samaranch», en memoria del que fuera presidente del Comité Olímpico Internacional.

A la espera de que pudiera hacer alguna mención durante su encuentro el jueves con el presidente chino, Hu Jintao, no ha habido ninguna mención a casos como los del artista chino Ai Wei Wei o el nobel de la Paz encarcelado Liu Xiaobo.

El presidente del Gobierno se rodeo en la cena con sus anfitriones de destacados hombres de negocios: Juan Rodríguez Inciarte, director general del Banco Santander, y los presidentes de Gamesa-Eólica, Jorge Calvet; Grupo Mondragón, José María Aldekoa; Nutrexpa, Javier Ventura, Grupo Antolín-Asia, Pablo Baroja; Maxam, José Fernando Sánchez Junco; Indra-China, José Luis Gascó; Alsa; Andrés Cosmen.

Tras esa cena, Zapatero pronunció en la sede del Instituto Cervantes en Pekín, una conferencia bajo el título «el valor de la Lengua Española», muy centrada en definirla como «un medio de desarrollo económico y de creación de riqueza indiscutible» hablada ya por 400 millones de personas en 21 países.