Unos ahorros criminales para pagar el funeral
C. M./P. M.
MADRID. «Para que des dinero de la caja deben estar de acuerdo dos capos más y sólo para casos en los que sean detenidos, tengan que pagar abogados o muera alguien». De este modo instruía Koba Shermazashvili, hombre de confianza del ... jefe Lasha a su subordinado en España, «Kakha», inquieto porque quería reubicar los «ahorros» de la organización, según las intervenciones telefónicas. Es un ejemplo de las funciones de la mítica «obshchak» o caja común de los ladrones («piel» en su argot) que se financia con una parte del beneficio de los crímenes y las aportaciones obligatorias de los delincuentes. Igual sirve para un préstamo -«Kakha» se queja de que uno de los subalternos ha pedido ya siete veces dinero-, que para un soborno o para ayudar a los que están en la cárcel y, por supuesto, para ayudar a las familias de los que mueren sirviendo a la organización.
Desde España se controlaba la «caja» de toda Europa y se llevaba una contabilidad por duplicado, a modo de control, que ha sido intervenida en un chalé de Guecho. Pese a sus juramentos y «honor» criminal es frecuente que se engañen entre sí y algún responsable meta la mano en la hucha. El precio que se pague puede ser la muerte.
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