Sólo para ganar

En el detalle político, Illa no se fía de Esquerra. Podría contar, si le hacen falta, con sus diputados, pero sabe que en general, los republicanos, en sus últimas decisiones suelen equivocarse, acomplejados por Convergència. Rufián tenía pactados con Iván Redondo los indultos entre la Navidad y Reyes. Luego se habló de principios de febrero, pero con esta decidida apuesta por la victoria, cualquier decisión podría retrasarse hasta después de las elecciones. En su ambición por recuperar los votos que en 2017 se fueron a Ciudadanos, al PSC no le interesa ningún signo de complicidad con los independentistas. S ánchez puede igualmente asegurarse el apoyo de ERC para toda la legislatura esperando a marzo para sacar a Junqueras de la cárcel.

Sin estos indultos, ERC tendrá una campaña complicada, entre los maximalismos convergentes de Laura Borràs -que no llevan a ninguna parte pero que funcionan en la turba más excitada- y el pragmatismo más realista del PSC, que con Illa recupera el carisma que perdió cuando Pasqual Maragall tuvo que dejar, enfermo, la política.

En las encuestas que hasta ahora conocíamos, el PSC se disputaba la segunda plaza con Convergència (JxCat), a una cierta distancia de ERC. La general aceptación de Illa, y su abrumadora exposición mediática durante la pandemia, pueden confundir estas expectativas. Era lo que todos en Cataluña pensábamos desde mayo: la novedad de hoy es que también han pasado a pensarlo Iván Redondo y Pedro Sánchez. En su más puro estilo de buscones, de navajeros y de supervivientes , el primer gesto de agradecimiento que le dispensarán a Esquerra por haber aprobado los Presupuestos será intentar sangrarla en su batalla más crucial, para luego conformarles con la propina de una medida de gracia a lo sumo humanitaria, porque de ningún modo político podrá ya beneficiar a los republicanos.

Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966) fue, además de ministro de Sanidad, alcalde de su pueblo y secretario de organización del PSC. Tiene el tipo de virtudes y de defectos necesarios para crear un punto de inflexión que le permita a Cataluña emerger del fango. Es amable, conciliador y no se mete en más problemas de los estrictamente necesarios. Por debajo, más consistente, hay que pensar que el PSC no nombra secretario de organización a nadie que no entienda muy bien y desde el primer día que lo que importa no es el número de cadáveres sino que nadie les pueda seguir la pista .