Reminiscencias de las dos Españas
La moción de censura recuperó debates del pasado con alusiones constantes al siglo XX
En directo, última hora sobre la votación de la moción de censura de Vox
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Iniciar sesiónOlor a siglo XX. Una moción de censura atípica, con el hemiciclo a la mitad de su capacidad por la pandemia del coronavirus, devolvió al Congreso reminiscencias de las dos Españas. Esas irreconciliables de las que escribía Antonio Machado y que han marcado la historia ... de nuestro país.
Segunda República
Daban pista de ello tres diputadas de Unidas Podemos, Antonia Jover, Rosa Medel y Martina Valverde, que acudieron ataviadas para la ocasión con un fular morado, un pañuelo amarillo y una chaqueta roja . Los tres colores de la bandera de la Segunda República.
Quizá por ello Santiago Abascal, en reiteradas ocasiones, protestó por la indumentaria de sus señorías en la sede de la soberanía nacional, relajada desde la irrupción de Podemos en las Cortes Generales. La bancada de ese partido, ayer, contó con monopolio de presencia femenina como respuesta «a la extrema derecha». Insistió el candidato a la Presidencia del Gobierno en que fueron mejores los gobiernos de la dictadura que el actual Ejecutivo de coalición, al que de nuevo no tuvo reparos en calificarlo como «ilegítimo».
Turnismo de aplausos
Pero al contrario de lo que sucede en las sesiones de control, siempre broncas, las bancadas de la izquierda optaron por un comedido silencio. Una quietud que solo fue interrumpida por los aplausos de los diputados de Vox, que literalmente se turnaron en los escaños para poder vitorear a su líder . Antes de empezar su primera intervención, corearon su nombre, anunciado por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, con un «olé» más taurino o futbolístico que parlamentario.
No pudieron estar juntos en sus asientos los 52 diputados de Vox por las restricciones en respuesta a la emergencia sanitaria. Por ello, el desfile de sus miembros fue constante. Cada cierto tiempo, algunos de ellos subieron a la tribuna para ceder su puesto a algún compañero -las normas impiden aplaudir desde la parte alta del hemiciclo-.
Sonrisa de Sánchez
El líder de Vox, que llegó engalanado con una corbata roja, fue recibido por la mañana por unas decenas de seguidores que, a las puertas del Congreso, protestaban con banderas de España contra la gestión del Gobierno. En los primeros compases de su discurso, realizó una declaración de intenciones: «Este es el peor Gobierno en los últimos ochenta años de nuestra historia» . Una provocación que apenas levantó murmullos, pero que dejó a Pedro Sánchez vía libre después para reivindicar la democracia frente a la ausencia de libertades de la dictadura franquista.
Sí logró Vox arrancar en filas del PSOE tres momentos de sarcasmo exhibido a base de carcajada. El primero, cuando Ignacio Garriga, diputado que defendió la moción, acusó a las ministras de haber utilizado guantes en la manifestación del 8-M como medida de protección -esos guantes, empleados como símbolo feminista, ya se utilizaron en anteriores convocatorias-. Después, Abascal recibió idéntica respuesta dos veces: al pedir su apoyo a socialistas en contra de la deriva del Gobierno -«lo digo en serio», dijo Abascal- y al prometer no «eternizarse» como Fidel Castro, «adorado líder de Iglesias». Incluso Sánchez sonrió.
El maestro Unamuno
Con dos discursos antagónicos, Abascal y el presidente del Gobierno evocaron a Miguel de Unamuno. El líder de Vox reivindicó el «espíritu unamuniano» , mientras que Sánchez concluyó su primera intervención versionando una de sus frases más célebres. «No convenceréis, pero no venceréis», espetó Sánchez a Abascal, eso sí, sin citar su fuente de inspiración.
Las víctimas de ETA
Santiago Abascal tan solo logró el reconocimiento de Partido Popular y Ciudadanos, entre otros, una vez en el debate: cuando, como hizo el popular Antonio Basagoiti en 2003 en el Parlamento vasco, respondió a la intervención de EH Bildu leyendo los nombres de las más de ochocientas víctimas mortales de ETA.
«Viva el Papa»
La sesión contó con un «invitado especial», el Papa Francisco, al aplaudir Íñigo Errejón y Joan Baldoví su visto bueno a las uniones civiles entre homosexuales . «¡Viva el Papa!», clamó el diputado de Compromís, que celebró la fractura del centro-derecha.
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