El problema singular de Catalá

Porque lo que hizo ayer Catalá no fue criticar legítimamente un voto particular. Lo que hizo fue atacar a un juez desvelando que tiene un «problema singular» del que no dio detalles e instando a «actuar» al Consejo General del Poder Judicial. Obviamente, el siguiente paso de un periodista es tratar de averiguar cuál es el problema singular que, según Catalá, «todos» conocen.

La primera pregunta se la formulamos al CGPJ:«Este magistrado no ha tenido ningún expediente disciplinario abierto en los últimos cuatro años». Visto lo visto, redirigimos la pregunta a quienes en Pamplona conocen al magistrado: Agua. Ni rastro del problema singular. Tercer intento, el Ministerio de Justicia:no hay detalles. ¿Entonces? ¿A qué problema singular se refiere Catalá? Es obvio que sus palabras hacen volar la imaginación en cuanto a la magnitud del «problema» , porque muy gordo debe ser para que un ministro de Justicia incurra en semejante injerencia.

Los poderes del Estado no solo deben estar separados, sino que deben respetarse entre sí. La independencia judicial no solo está protegida de las tentaciones del poder Ejecutivo y del Legislativo, sino que también debe estar a salvo del Judicial. Los jueces son también independientes del CGPJ, porque, si no, controlando el Consejo controlas a los jueces. Y entonces se acabó la democracia.

No sé si Catalá se ha dejado llevar por la ola populista que arremete contra el sistema judicial en su conjunto o si realmente le desnorta el corporativismo de los jueces. Lo que sí sé es que lo que dijo de la Prensa (aunque entonces rectificó) y lo que dice de este juez tiene un nexo común:la erosión de los principios democráticos. Visto lo visto, el problema singular lo tiene él. Se lo han mandado las asociaciones de jueces y fiscales y es muy concreto. Se llama dimisión