Palma mantendrá las calles a los almirantes del siglo XIX y ya no los considera franquistas

La Comisión, que se ha reunido este jueves a petición del Ayuntamiento gobernado en coalición por PSOE, Podemos y los nacionalistas de Més , considera ahora que en los tres casos de los héroes de guerra las calles se refieren a los almirantes en cuestión y no a los barcos destructores franquistas que llevaron su nombre a lo largo del siglo XX. Esto implica que el consistorio no retirará las placas de las calles a estos tres militares del siglo XIX como inicialmente se había previsto y como de hecho hizo el pasado mes de marzo, aunque después de la polémica volvió a colocarlas de noche.

La Comisión considera que «es muy clara la utilización de los nombres de estos personajes históricos en la visión franquista de la historia pero, pasado el tiempo, se ha ido desvaneciendo la vinculación que trató de establecer el franquismo con figuras relevantes de la historia de España para justificar su concepto de reconquista o cruzada».

La Comisión también ha decidido retirar del Censo de simbología franquista el nombre de la calle dedicada a Gabriel Rabassa Oliver , haciendo una recomendación de contextualización. Cabe recordar que en 2009 el actual alcalde de Palma, el socialista José Hila , representó al Ayuntamiento en la inauguración de esta vía dedicada al maestro y promotor cultural mallorquín.

Según los expertos, Rabassa mantiene su calle «por sus aportaciones en el mundo de la cultura en Mallorca», donde fue uno de los impulsores del Estudi General Lul·lià, fundador del Museu Marítim y de la Associació d'Amics dels Molins, recibiendo reconocimientos como el premio Ramon Llull a título póstumo. En 2009 se puso su nombre a una calle en Palma.

No obstante, la Comisión considera que «si bien es verdad que sus aportaciones en ámbitos culturales son destacables», desde el punto de vista de la memoria democrática la Comisión considera que el motivo por el cual se le dedica una calle en Palma tiene que «quedar explícito, para dejar fuera de dudas, actuales y futuras, que la dedicatoria no tiene nada que ver con la vinculación de Rabassa a las organizaciones relacionadas con la dictadura, y sí con las aportaciones en el ámbito cultural. Por estos motivos se recomienda que la calle de Gabriel Rabassa Oliver sea contextualizada, añadiendo a la placa el motivo por el cual se colocó en su momento».

De este modo, la Comisión rectifica así errores de bulto que incluía en la versión anterior del censo anterior y que el propio alcalde de Palma asumió como correctos. El socialista José Hila llegó a discutir en redes sociales con el escritor y académico Arturo Pérez-Reverte , que le llamó «idiota» por considerar franquistas a tres marinos del siglo XIX. De hecho, las propias actas del Ayuntamiento palmesano certifican que los nombres de las calles se pusieron en recuerdo a los almirantes y no a los buques. Tras el renuncio, el autor del informe, Marçal Isern , reconoció que el principal motivo por el que incluyó sus nombres en el Censo es que las rotuló un «ilegal ayuntamiento franquista».

La Comisión también se ha pronunciado sobre la calle de Brunete, pasaje del Castillo de Olite, calle de Alfambra y calle de Toledo. En estos casos, los nombres de calles se mantienen dentro del Censo de simbología franquista. Según la Comisión, la información histórica analizada certifica que se trata de calles que recibieron sus nombres de acuerdo de determinados hechos de guerra en el contexto de la Guerra Civil, como por ejemplo el asedio del Alcázar de Toledo (1936), la Batalla de Brunete (1937), la Batalla de Alfambra (1938) o la expedición a Cartagena (1939). Son nombres que estuvieron ligados a los conceptos de «reconquista» y «cruzada» por los ideólogos franquistas, con la intención de exaltar las gestas militares del ejército sublevado.

Si el Ayuntamiento de Palma está interesado en mantener la nomenclatura relacionada con estos municipios, la Comisión técnica recomienda que estos nombres queden adecuadamente contextualizados para eliminar de manera definitiva cualquier vinculación con el franquismo. De este modo, las calles deberían llamarse Ciudad de Toledo, Palacio Real de Olite, Villa de Brunete y Villa de Alfambra.

Tal y como publicó ABC, el Censo elaborado por el Govern de la socialista Francina Armengol costó al erario público 14.980 euros. Además, este trabajo fue encargado a un doctor novel que lo delegó a Isern, un historiador no profesional sin trayectoria académica. Siguiendo este Censo ahora rectificado, el Ayuntamiento de Palma ordenó el cambio de nombre de una docena de calles, aunque después de la polémica que indignó a expertos e historiadores dio marcha atrás y pidió una revisión «urgente y extraordinaria» del documento. Hila reconoció que había «dudas razonables» en el listado y se comprometió a revertir las modificaciones si había un cambio de criterio. El resto de calles retiradas, como la dedicada al famoso magnate Joan March, se mantienen fuera del callejero de la capital balear.