Paulino se pone la guayabera
El presidente canario se disfraza de furioso bolivariano para oponerse a la extracción de petróleo
"Nos tratan como nos trataban en el pasado, como si fuéramos una colonia perdida en el Atlántico". El que esto suscribe no es ni Hugo Chávez, ni Evo Morales, ni Fidel Castro. Se llama Paulino, se apellida Rivero y es presidente de la Comunidad ... autónoma de Canarias. Y esa es su reacción al permiso concedido a Repsol para que haga prospecciones a 60 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura, a 3.000 metros de profundidad, y ante la posibilidad cierta de que bajo las aguas haya un enorme yacimiento petrolífero. La bolsa es tan grande que, en ocho años, podría garantizar el 10 por ciento del consumo diario de carburante en toda España, donde estos días las gasolinas baten record de carestía. A Rivero eso le importa bien poco, aunque Canarias sea la región con la tasa de paro más elevado de España. Supera el 30 por ciento. El proyecto generaría, al menos, 5.000 empleos y una inversión de 10.000 millones de euros.
Que el máximo representantes del Estado en el archipiélago opine así dice mucho de su miopía política; y es todo un pasaje a la preocupación el que haya anunciado movilizaciones callejeras y toda clase de artillería jurídica para torpedear el proyecto. De nuevo, los mantras de la biodiversidad y el ecologismo preventivo (por el momento sólo se van a hacer catas) son el argumento principal para cegar la posibilidad de obtener otra fuente de recursos para Canarias y para España. Rivero tiene derecho a oponerse si así le place. Incluso puede indignarse, ahora que el fenómeno se cotiza al alza. Y litigar si cabe. Pero no puede disfrazarse de furioso bolivariano con guayabera e insultar al Estado al que representa con ese discurso faltón y endeble, cebado solo con los octanos del resentimiento, para presentarse como víctima cuando lo que se busca es la prosperidad del archipiélago.
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