Manuela Chavero, la desaparecida que se dejó la televisión encendida

La voz de alarma sobre la desaparición de la mujer de 42 años, vecina de Monesterio (Badajoz), se dio el martes 5 de julio. La noche anterior había estado con una amiga conversando en el parque. La dejó en casa sobre medianoche y volvió a su apartamento. La vivienda estaba «como en un día normal», cuenta su hermano José Carlos a ABC. «Pero esa noche no la pasó en casa» .

La puerta no estaba forzada y su teléfono móvil estaba en la cocina : última conexión 1.55 horas. Este detalle les lleva a pensar, junto al estado de la casa, que desapareció a medianoche, seguramente en pijama. «Su ropa estaba sobre la cama, solo faltaban unas chanclas, y quizá un pantalón de pijama».

Sus dos hijos de 14 y 6 años, que habitualmente viven con ella, se encontraban en ese momento veraneando con su padre, a quien le correspondía la primera quincena de julio según había acordado el matrimonio separado y en proceso de divorcio. La familia más cercana descarta que se haya ido por su propia voluntad. «Nunca se hubiera ido, sus hijos son lo que más adora» , dice su hermano. También tenía planes para irse a la playa con una amiga. Sus allegados se resisten a pensar que se fuera por su propio pie.

La Guardia Civil inició las labores de búsqueda, que hoy continúan, mientras la Policía judicial investiga el caso. El pasado 14 de julio el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Zafra (Badajoz) comunicó oficialmente que las diligencias de investigación sobre su desaparición pasaban a diligencias previas, decretándose así el secreto de sumario .

Hasta ahora, las labores de búsqueda se han centrado en el casco urbano de Monesterio, así como en en el pantano de Tentudía y otras localidades cercanas. Los vecinos del municipio también colaboraron organizando varias batidas en la zona, todas sin resultados. El alcalde Antonio Garrote cree que la situación en la localidad es de «mucha tensión», según informa la agencia Efe. «Nos han llamado diciendo que la habían visto en Zaragoza, en Sevilla, o también cosas peores… pero la Guardia Civil nos dice que no hagamos caso», cuenta José Carlos.