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Un lacito amarillo, un pin

Que Quim Torra haya formado Govern, con la bendición del forajido de Waterloo, es la mayor demostración de que los independentistas son los primeros que saben que su república imaginaria no existe

Salvador Sostres

Y tras el folclore reivindicativo, la realidad autonómica. El presidente Rajoy ya no es ni una excusa y a los consejeros imposibles los sustituyó Quim Torra sin que se lo ordenara ningún ejército ni ningún tribunal. Alguien que no recuerdo escribió en los fatídicos días ... de octubre que el independentismo acabaría en una suave batasunización de Cataluña. Es exactamente lo que ha sucedido. Tan suave ha sido la batasunización que en las ciudades ni la hemos notado; y las broncas en las playas por las cruces amarillas no tienen nada que ver con los cajeros o los autobuses incendiados de la kale borroka, porque aquí, gracias a Dios, somos mucho más cursis. ¿Quemar qué? A lo sumo «un cigarrillo y otro más; y como toda esperanza se esfumó».

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