Podemos: ruido de escorpiones

El primero, estirar el chicle de la crítica a Don Juan Carlos. Si hay algo reprochable en la actitud del padre del Rey debe investigarse hasta el final, pero en los tribunales. Sin embargo, Podemos no quiere llegar al final, quiere exprimir el limón antes de que hable la Justicia, no sea que los jueces no les den la razón. Después de intentar imponernos en la cena de Nochebuena el debate Monarquía-República, Podemos quiere que se hable de esto, pero sabe que sólo será durante pocas horas porque el Congreso rechazará mañana por la mañana que se se lleve a cabo tal investigación. Se opondrán el PSOE, el PP, Vox y Ciudadanos. Conclusión: no hay tema, salvo las horas de ruido provocada por ese tuit silente del portavoz podemita. Como diría la canción de Sabina, ruido escandaloso.

El segundo ruido son los tambores de guerra en la coalición. Podemos tiene la urgente necesidad de sacar la cabeza ante la inabarcable maquinaria socialista. Seamos serios: los ministros podemitas no pintan nada, salvo la señora Díaz, que tiene medio ministerio. El resto no tienen casi nada que hacer, con direcciones generales infladas y un presidente que hábilmente los orilla. Por eso necesitan lanzar misiles a su socio de coalición, en forma de subida de los alquileres, de derogación de la reforma laboral o ataques a la Monarquía. Como dice Sabina, ruido de amenazas.

El tercero tiene que ver con la utilización fraudulenta de la figura de la comisión de investigación. Podemos no busca que se investigue al Rey Juan Carlos, porque para eso están los tribunales, que avanzan lentos pero pisan firme. Lo que busca Podemos con el abuso de estas comisiones es convertir el Congreso en un circo en el que se dediquen horas y horas a hablar de los escándalos de los demás, pero al hacerlo antes de tiempo perjudican la verdadera investigación judicial. Señores diputados del conjunto Frankenstein: dejen investigar a jueces y fiscales, respeten la presunción de inocencia, y cuando la Justicia haya hablado convoquen la correspondiente comisión para dilucidar responsabilidades políticas. Si se precipitan, como están haciendo con Don Juan Carlos –hechos que conviene esclarecer hasta el final– lo único que están haciendo es priorizar el titular vacuo frente a la auténtica búsqueda de la verdad.

Y que no se hable de la subida de la luz o de la clamorosa ausencia de Pablo Iglesias, el vicepresidente social, en la gestión de segunda crisis que ha metido a millones de españoles en su casa por segunda vez en diez meses. Como canta Sabina, ruido de escorpiones.