entrevista

Monago: «Soy de los que van al cuarto de baño con un libro»

montserrat lluis

Nadie mejor que José Antonio Monago para apagar los incendios que, a buen seguro, se declararán esta legislatura en la Asamblea de Extremadura. Por algo es jefe de sección del Cuerpo de Bomberos. También es Experto Universitario en Criminología, doctorado en Derecho con sobresaliente y ... portero de balonmano. Y sin embargo, a sus 45 años, padre de dos hijos de nueve y seis años, parece un tipo extrañamente corriente.

—Tiene un currículum un tanto exótico. De bombero a presidente...

—Lo soy por una apuesta. Tengo un hermano jefe de sección de bomberos en Badajoz. En una ocasión, le dije de broma: «Manolo, me he enterado de que hay unas oposiciones a bombero, no sé si presentarme…» Él me respondió que yo no era capaz de sacar la plaza. Aquello me llegó tan al alma, que estuve año y pico dedicado en cuerpo y alma a esa oposición y saqué el número uno solamente por el prurito. Y me vino muy bien, pues me pagué los estudios en la Universidad y conocí una profesión maravillosa.

—Y después se hizo Experto Universitario en Criminología.

—Todo tiene su lógica. Cuando era teniente de alcalde por Badajoz, en una planta de al lado se iniciaron estudios de Criminología. Veía cada tarde el trasiego de jueces, fiscales, forenses, policías... Y al final me dije: ¿por qué no lo hago yo? Estuve tres años, y ahí cogí el gusto por el Derecho.

—Y siempre con notas brillantes...

—Bueno, no es que les pegara mucho a los codos, pero tengo buena memoria.

—En julio pasmó a España cuando ligó las elecciones del 20-N con el aniversario del Tratado de París, tras la batalla de Waterloo.

—Desde muy pequeñito me gusta mucho leer. Soy de los que van al baño con un libro. En mi cuarto de baño siempre hay libros y revistas.

—¿ Y por qué un chaval de 19 años hijo de guardia civil se afilia al PP en una región entonces de izquierdas?

—También por una casualidad. Un amigo que vino exiliado del País Vasco, un ingeniero de minas amenazado por ETA, me contó que se iba a afiliar a las Juventudes, y eso me llegó al alma: uno que viene huyendo de que le maten, que quiera complicarse la vida en un partido... Me dije «voy a ver lo que es eso», y me enganché ya…

—¿Qué da la política que quienes la prueban no son capaces de dejarla?

—Lo que no te dan ni el sillón de casa ni el bar. España la arreglamos todos los días un montón de millones de españoles viendo la tele y desde la barra del bar opinando sobre lo que hay que hacer y no aportando nada. Frente a eso, la política te permite intentar cambiar las cosas dando la cara, con la posibilidad del acierto o el error. Eso es lo que engancha: poder ser protagonista o copartícipe de las decisiones que ayudan a tu pueblo.

—Se habrá quedado sin vacaciones...

—Bueno, nos hemos ido algún día, algún viernes por la tarde. También la familia tienen derecho a descansar un poquito.

—¿Qué horario de trabajo tiene?

—Me levanto a las siete y venimos terminando a las nueve o diez de la noche. Me acuesto a la una, una y media.

—Porque cuando sale de trabajar aún se va a hacer deporte...

—Sí, salgo a correr. Necesito descargar adrenalina y hacer algún deporte: coger la bici, la moto, el ala delta o el ultraligero, aunque ahora, lo de volar, menos... Cuando el equipo me ve nervioso, me quito de en medio y necesito dos horas a mi ritmo. Me gusta mucho el riesgo, y la política es un trabajo de alto riesgo.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios