El director del Centro de Satélites de la UE: «En la pandemia dimos seguridad desde el espacio»

El año que viene se cumplirán treinta años desde que los países de la UE decidieron que Madrid era un buen lugar para emplazar el SatCen , que nació con la intención de tener una base autónoma, desde donde observar la tierra sin necesidad de depender de los datos que proporcionaba Estados Unidos . «El deseo era tener una entidad que perteneciera a la UE, que pudiera centrarse primero en la actividad de seguimiento, observación de la Tierra y análisis sobre el terreno», explica Sorin Ducaru, presidente del SatCen. Pasado el tiempo, el mandato ha evolucionado: «Ahora solo la mitad del SatCen se ocupa de aspectos sensibles de seguridad o defensivos. La otra mitad se centra en aspectos civiles, como el apoyo, por ejemplo, a la seguridad fronteriza en la UE; la evolución de situaciones de emergencia; el apoyo a la ayuda humanitaria o el estudio del impacto del clima en la seguridad». También en investigar, por ejemplo, «el impacto de determinados conflictos sobre patrimonios culturales o sitios históricos».

Así, en el SatCen se procesan y analizan los datos que llegan de diferentes satélites, pero esto −advierte Ducaru− no quiere decir que sus oficinas «sean una especie de Gran Hermano», ni un ojo que todo lo ve. «No estamos aquí para invadir la privacidad de nadie», explica. Trabajan bajo una legislación «muy estricta», ya que tienen que cumplir con el reglamento general de protección de datos, lo que les exige «mucha confidencialidad». «Nuestros satélites están en el cielo, pero están programados para seguir problemas específicos basados en intereses específicos. No monitorizamos al azar», cuenta Ducaru. Los objetivos de su trabajo los pauta la UE según los intereses de los 27 países miembros y, en el caso del SatCen, están relacionados con la seguridad: «Somos una agencia destinada a garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos europeos, pero no hay interés en invadir los derechos de los ciudadano, ni en acercarse a sus actividades, ni en saber qué hacen en su día a día».

-Entonces, ¿desde el SatCen se podrían moritorizar, por ejemplo, situaciones como la crisis migratoria de Ceuta del pasado mes de mayo?

—Aunque no puedo hablar de actividades específicas, le puedo decir que sí, que este tipo de actividades se pueden monitorear y analizar utilizando activos espaciales. Y no solo tenemos el ejemplo de Marruecos, también podemos hablar sobre la migración por mar o en el contexto del conflicto en la frontera entre Siria y Turquía y luego entre Turquía y la UE.

-¿España recurre con frecuencia al SatCen?

—España tiene un ecosistema educativo bastante bueno, por lo que es uno de los países que sabe usar y utiliza mucho los servicios del Satcen. Albergar una agencia intergubernamental como esta, habla del tipo de entorno interesante que genera este clúster de innovación y de nuevas ideas. España es un país donde se puede encontrar lo que yo llamaría un ecosistema industrial espacial. Forma parte del consorcio Helios, que se centra en la observación de la Tierra, y tiene también sus propios satélites de radar.

-¿En qué aspectos se ha centrado el SatCen durante la pandemia?

—La demanda de datos aumentó durante los meses de mayores restricciones. Es lógico, porque con menos movilidad en tierra hubo más interés en ver desde el cielo lo que estaba sucediendo en términos de tráfico o puntos fronterizos. Ha sido muy importante controlarla seguridad desde el espacio porque la crisis sanitaria no detuvo a los malos durante la pandemia. Para los contrabandistas fue una oportunidad. Nos centramos en controlar la no proliferación de armas de destrucción masiva, elementos o presiones migratorias en las fronteras, y en dar apoyo adicional a nuestras misiones y operaciones de la UE, que en 2020 y 2021 han aumentado mucho.

-Por eso el espacio ha sido reconocido como un dominio estratégico

—La actividad que hacemos sobre el terreno depende cada vez más de los activos que tenemos en el espacio. En otras palabras: el espacio es un gran facilitador de actividad en la tierra y permite su seguridad. De ahí que se haya despertado lo que yo llamo la fiebre del oro, que está determinada por las nuevas tecnologías. Necesitamos gestionar herramientas de big data e inteligencia artificial. Por eso, la UE está muy interesada en participar en el desarrollo espacial. Este año se aprobó el nuevo programa espacial de la UE, con un presupuesto de 14,8 mil millones de euros. Hay un par de proyectos clave. Uno es Copérnico, que se centra en la observación de la Tierra y Satcen trabaja mucho a través de este programa. También está Galileo Egnos centrado en la geolocalización, tanto regional como global. Por último está el Govsatcom, para garantizar comunicaciones seguras, en especial para los gobiernos, diplomacia y para operaciones militares.

-Y todo esto será posible siempre que cuidemos el espacio exterior, ¿no?

—Exacto. Pero hay una cosa que quiero resaltar que es importante, porque me preocupa la seguridad,y la sostenibilidad del espacio en el que estoy trabajando. El desarrollo futuro debe estar asociado a reglas muy claras de comportamiento responsable en el espacio, de equipos tecnológicos responsables. No podemos permitirnos que, cuando un satélite esté obsoleto se quede en la basura del espacio porque podemos generar una situación insostenible. Al igual que tenemos un movimiento verde para detener la contaminación en la tierra, este movimiento debe considerar lo que incluye nuestro medio ambiente. Y el espacio es parte de nuestro entorno porque afecta nuestras vidas.