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Mayte Alcaraz

Era la cigüeña, no el charrán

Rajoy siguió complacido una cita que parecía una reunión de antiguos alumnos

María Dolores de Cospedal interviene en e Congreso del PP Ángel de Antonio

A Mariano Rajoy lo esperaba Cristina Cifuentes, a pie de coche, para grabarle en periscope. O como se diga. Por una vez, ella era la presidenta (del Congreso) y él, el candidato (a presidente). Muy cerca un grupo de chicos jugaba al tenis en las ... espléndidas pistas de la Caja Mágica. Pelota va, pelota viene. Y, aunque lo parezca, no me refiero a los discursos triunfalistas de González Pons, Barreiro o Hernando. Ni al «ace» (punto de saque) de María Dolores de Cospedal cuando agradeció efusivamente su trabajo a todos los vicesecretarios (Maillo, Casado, Levy y Maroto) y añadió un elocuente, «y por supuesto, a Javier Arenas», enfatizando que el veterano dirigente andaluz es cosa de Rajoy y no de ella . Ni siquiera a la volea de la secretaria general cuando aseguró que «nosotros nos llevamos bien».

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