Alicia Gámez: El perfil de una solidaridad secuestrada
«Sus vacaciones las invierte en sus misiones; son sagradas para ella», afirma una compañera de trabajo de Alicia, una de las cooperantes secuestradas, para quien nada es más importante que ayudar a los demás
Hace apenas dos semanas, un viernes 13, Alicia Gámez se despidió de sus compañeros del Juzgado de Primera Instancia número 26 de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) para emprender una de sus habituales expediciones solidarias.
Por lo bajo, sin aspavientos, y con la discreción que ... le caracteriza soltó un «¡Hasta pronto!» a sus colegas y desapareció. Todos dieron por sentado que en pocos días la verían entrar de nuevo por esa puerta, la misma que lleva cruzando desde hace unos 20 años. Las expectativas de sus colegas de trabajo no han cambiado.
Cena «por todo lo alto» De hecho, según confimaron a este diario, esperan celebrar su vuelta estas mismas Navidades con una cena especial, «por todo lo alto». «Estamos montando para estas Navidades una cena de bienvenida, una gran fiesta, aunque nos da miedo hacer cualquier vaticinio porque estas cosas no se sabe cuánto tardan en resolverse», comentó a ABC una de sus compañeras del Juzgado, una de las que durante años la ha visto o, casi intuido —dada su extrema circunspección—, detrás de su ordenador, tecleando silenciosamente algún expediente.
A Alicia la esperan sus colegas y familiares. Como al ingeniero Albert Vilalta, y al constructor Roque Pascual. Ellos son los tres cooperantes españoles que el pasado domingo fueron secuestrados en Mauritania a punta de kalashnikov —se presume por mercenarios a sueldo de Al Qaida—, cuando participaban en una caravana de la ONG «Barcelona Acció Solidaria». Por ahora, nadie ha reivindicado su captura ni el propósito de la misma. Tampoco se sabe dónde ni cómo están.
El Gobierno español guarda silencio sobre sus gestiones porque, alega, la discreción es la mejor táctica en estos casos; no se quiere repetir la retransmisión diaria y en directo que se hizo de otro célebre secuestro reciente, el del atunero Alakrana.
«Los secuestradores escuchan» «Los secuestradores también escuchan y no se les puede dar ni un elemento que juegue a su favor», advirtió el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pero nadie logra callar la inquietud de los que conocen a los desaparecidos, como Alicia...
«Es una persona trabajadora, sumamente discreta, que viene a al Juzgado a lo que viene y no pierde el tiempo con nada», explicó una de sus colegas que prefiere no dar su nombre. No es de las que más tiempo lleva con Alicia, aunque reconoce que «el suficiente para darte cuenta de que es una persona callada, responsable que vive entregada a su causa, que son las misiones solidarias». De hecho, lleva años en la ONG «Barcelona Acció Solidaria» y antes lo estuvo en otra similar. Una pasión menos aireada de Alicia es la Teología, carrera que cursó, aunque muchos lo desconocen.
Solidaria de vocación
«Todas sus vacaciones las invierte en sus misiones; son sagradas para ella. Es su auténtica vocación, a la que dedica íntegramente su tiempo libre, para la que vive, ya que no tiene hijos ni tampoco marido (está divorciada)», afirman sus compañeras de trabajo. Quizás por ello, se entrega en «cuerpo y alma» a estas expediciones «tan vocacionales».
En las más de dos décadas que lleva en el Juzgado de L'Hospitalet «pocas veces se ha apuntado a tomar un cortado después del trabajo. Su tiempo libre es intocable, lo concentra en preparar sus viajes», explica su compañera.
A pocos metros del juzgado donde trabaja Alicia, en la misma y flamante Ciudad de la Justicia que alberga la mayoría de órganos judiciales de Barcelona y la totalidad de los de L'Hospitalet, trabaja María Dolores Leyva, titular del Juzgado de lo Penal número 21 de la capital catalana. A Alicia y María Dolores les une el trabajo... y la vocación.
Leyva coincidió con Gámez en una misión humanitaria. «Es una mujer muy ocupada, que dedica muchas horas a la semana al proyecto de “Barcelona Acció Solidaria”», destacó esta semana la magistrada en declaraciones a Ep. Además, subrayó que Alicia no sólo acude al lugar de destino de las caravanas —Mauritania, Senegal y Gambia—, sino que también participa activamente en el largo proceso previo de recogida de materiales. De esta entrega de Alicia a la causa solidaria da fe también el director de «Barcelona Acció Solidària (BAS)», Francesc Osan. Explica que ella es miembro de la junta de la ONG desde hace cuatro años.
Muchas tardes, cuando libra del Juzgado, se las pasa en la sede de la oenegé. Y no falta ningún jueves, cuando se reunía con el resto de la junta. «Es una de las personas más activas de la asociación», resume Osan. Hasta ese fatídico domingo en el que se esfumó en una carretera de Mauritania, Alicia trabajaba, de entre las decenas de proyectos solidarios que asume BAS, en uno radicado en la región de Casamance, en Senegal. Concretamente, dirigía unas iniciativas de desarrollo económico de las mujeres senegalesas y de educación y nuevas tecnologías a través de un cibercafé.
Reportera de la caravana A eso hay que añadir su faceta de reportera de la caravana. Ella se encargaba de plasmar en el blog las vivencias de cada una de las jornadas y ese cuaderno de bitácora digital permanece ahora como un testigo sobrecogedor.
Hace un año, el 11 de diciembre de 2008, Alicia se explicaba en el blog. «Hoy ya hemos atravesado Mauritania. Desde el amanecer hasta la puesta de sol y a buen ritmo, hemos conseguido aproximarnos a la frontera mauritana que mañana a primera hora cruzaremos para entrar en Marruecos. ¡¡Insh'allah!!», relataba. Luego, a renglón seguido, nuestra cooperante hacía un frío balance que ahora hiela la sangre: «Un total de 650 kilómetros han transcurrido sin incidentes». Y sólo daba cuenta de una pequeña avería con los filtros del aire de un camión que fue subsanada con la pericia de los expedicionarios.
Al final de ese día, Alicia se soltaba con su escritura y se sentía bucólica. «Ya cae la noche y una vez más vamos a acampar en medio de la nada. Nos abrigamos, pues las noches en el desierto son frías...»
De vuelta a su lugar de trabajo, sus amigas, nostálgicas, comentan su circunstancias familiares. «Tiene a su padre y a su hermano, aunque no es lo mismo que tener hijos pequeños a tu cargo. Si no estuviera sola, probablemente lo tendría más complicado para hacer estos viajes. Con una familia a cuestas le resultaría infinitamente más complicado».
«La familia no va a hablar»
En todo este relato se echa de menos la voz de sus familiares, pero no se ha podido oír. Germán, su hermano, que también vive en L'Hospitalet de Llobregat, atiende la llamada de ABC, mas lo justo: educado pero escueto. «Los familiares no vamos a hablar, ¿de acuerdo? Para cualquier cosa, el portavoz de las familias es Francesc Osan, (el director de Barcelona Acció Solidària), gracias». Ni tan siquiera dio tiempo a darle ánimos.
Una persona tímida y dulce Sus compañeras del Juzgado 26 tampoco quieren erigirse como portavoces, aunque consideran que hablar de ella es bueno porque «la presión mediática puede ayudar». No recuerdan ni una salida de tono, ni una palabra malsonante ni una discusión banal con sus «colegas». «Alicia es una persona introvertida, quizás en exceso, una buena compañera y profesional, y también una mujer muy, pero que muy dulce», afirma su compañera. Tras esta improvisada descripción, se produce un silencio y unas risas...
«Con la fobia que tiene a los medios de comunicación. Si viera que cada día sale su cara en los periódicos le daría algo. Estoy convencida de que lo pasaría fatal porque no le gusta verse en la Prensa. Odia el protagonismo», apunta su compañera.
En el Juzgado de L'Hospitalet esperan comentar con ella esta situación dentro de muy pocos días, celebrar relajados que todo quedó en un susto y que sólo fue una «aventura más que añadir a su curtido pasaporte».
«Aquí somos optimistas, no hay porque no serlo, por ahora. Alicia no nos puede ver en estos momentos pero seguro que prefiere vernos hacer planes para celebrar su llegada que temiendo un desenlace fatal», concluyen.
Concentraciones de apoyo A estas palabras de optimismo de sus colegas se suman numerosas muestras de apoyo de otros muchos ciudadanos hacia Alicia y sus dos compañeros. La más reciente, el pasado viernes, cuando trabajadores de las empresas públicas Tabasa y Túnel del Cadí (gestoras de los túneles de Vallvidrera y del Cadí) se manifestaron ante los dos peajes en solidaridad con su director, Albert Vilalta, y de sus dos compañeros secuestrados.
A esta muestra de apoyo y cariño se suman también la concentración silenciosa que tuvo lugar el martes en la escalinata de la plaza del Rey de Barcelona y otras dos acciones anteriores en L'Hospitalet de Llobregat (donde vive Alicia) y en Santa Coloma, donde reside el tercer desaparecido, Roque Pasqual. En está última concentración, la alcaldesa de la localidad, Núria Parlon, expresó su confianza en que el secuestro «se resuelva lo antes posible y de manera satisfactoria» y que los tres puedan regresar a sus hogares «sanos y salvos» para celebrar la Navidad.
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