Hallado el arsenal que le quedaba a ETA, concentrado en la vivienda de Biarritz

El arresto de la colaboradora, cuya identidad responde a las iniciales N.C., y la de su compañero, T.V., fruto de varios meses de minuciosas investigaciones, se ha practicado a primeras horas de esta mañana, en el marco de una operación que sigue abierta en el sur de Francia. Un operativo encaminado a desmantelar la estructura «técnico-logística» puesta en marcha por la banda terrorista en 2014, con el objetivo de gestionar los «zulos» ante su negativa de los etarras a entregar todas sus armas y explosivos.

Según recuerda el Ministerio del Interior, el 20 de julio de 2014 la banda anunció en un comunicado que estaba realizando una reestructuración interna, que contemplaba el desmantelamiento de su entramado «logístico-militar», la creación de una nueva rama «técnico-logística», encargada del sellado de sus depósitos de armas, y el reforzamiento de su «aparato político». Todo ello sin suprimir las estructuras necesarias para su funcionamiento interno

Según fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC, entre lo incautado figuran armas, la mayoría de ellas petenecientes al lote de 350 pistolas y revólveres robadas en octubre de 2006 en una fábrica de la localidad de Vauvert, material explosivo, artilugios para confeccionar bombas, troqueladoras y placas de matrículas falsas, detonadores... Recientemente un mando francés declaró que a ETA le quedaban de esas pistolas robadas unas 250. Los mismos medios creen que tras esta operación a la banda prácticamente no le queda más armamento. Ello porque había concentrado gran parte de sus armas y explosivos en esta vivienda, y el resto se halla en pequellos «zulos» a los que ya no quieren aproximarse los etarras por miedo a que estén controlados por la Policía. Las armas, en principio, parecen en buen estado. El «zulo» encontrado esta mañana no tenía dificultades de acceso por algún tipo de mecanismo, como ha ocurrido en ocasiones anteriores. Simplemente estaba muy bien oculto y camuflado, según los mismos medios.

Los más importantes «zulos» de ETA se han descubierto en Francia, camuflados en viviendas de colaboradores franceses no fichados. En muchos casos, con difíciles accesos a través de mecanismos muy sofisticados, u ocultos en sótanos o tras falsas paredes y techos. Ello dificultó a la Policía acceder a su interior. Uno de los hallazgos con mayor trascendencia fue en otoño de 1986, cuando la Guardia Civil, en colaboración con la CIA, descubrieron el doble «zulo» oculto en una fábrica de muebles, «Sokoa», en Hendaya. Allí ETA ocultaba, por una parte, toda su contabilidad y el listado de los empresarios extorsionados. Por otra, un importante arsenal. Se llegó allí gracias a los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos que, a través de traficantes controlados, vendieron dos misiles SAM 7 Strela a la banda. Además de estar desactivados, los proyectiles llevaban incorporados unos emisores que permitieron seguir su traslado desde San Sebastián, ciudad donde se efectuó la entrega, hasta los sótanos de la empresa Sokoa, cuyo director entonces era el ciudadano francés, Patxi Noblia, .

En enero de 1993 las Fuerzas de Seguridad encontraron otro importante arsenal, en Bidart, en los sótanos del ingeniero aeronáutico Pierre Fagant, colaborador de ETA. Era una auténtica fábrica de armas que, además, contaba con galería de tiro.

El septiembre de 1994, la Policía gala desmanteló en Mouguerre, bajo la casa del ciudadano francés Ernest Arrambide, otro subterráneo con una superficie de un centenar de metros cuadrados en el que, además de explosivos, los agentes encontraron 148 millones de pesetas procedentes del rescate del ingeniero Julio Iglesias Zamora.

En 2002, de nuevo la Policía francesa desmanteló uno de los «zulos» más importantes de ETA, denominado «Chernobil» , de cuya existencia se sabía desde hacía años y se había convertido en el objetivo más importante de la colaboración antiterrorista. La banda lo había tenido operativo durante 20 años.

Ya en octubre de 2004, la detención de los cabecillas de ETA «Mikel Antza» y «Anboto» permitió a los agentes galos desmantelar varios «zulos» en Urrugne y Briscous, donde se ocultaban, además de otro tipo de armas, dos misiles tierra-aire. Los misiles, según Interior, estaban en «perfecto estado y listos para ser utilizados». Eran dos misiles SAM 7 Strela de fabricación rusa similares a los hallados en 1986 en la empresa Sokoa de Hendaya.