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El actor Willy Toledo tilda al Estado de «asesino» en un acto a favor de ETA

Participó en Navarra en un concierto de homenaje a los presos etarras

El actor Willy Toledo tilda al Estado de «asesino» en un acto a favor de ETA

pablo muñoz

Willy Toledo apoyó el pasado sábado con su presencia la edición número 17 del «Hatortxurok», un concierto que se celebra cada año porque «todavía casi 500 presos políticos (léase etarras) se encuentran alejados de sus hogares», según explicaban los organizadores a una web de ideología próxima. Este año la cita fue en la localidad navarra de Villava (Atarribia para los convocantes), en el espacio denominado Entrecementerios, sin duda muy apropiado para la naturaleza del evento. El conocido actor, visiblemente emocionado, desplegó sobre el escenario todo su «fervor revolucionario» y acabó su intervención con gritos de «¡No a las cárceles del Estado! ¡No más presos!», para después corear un «tema» con el mismo mensaje. Toledo no tuvo ni un solo recuerdo ni un gesto de solidaridad con los cientos de asesinados por la banda terrorista ETA ni con sus familias.

La intervención del artista, en castellano –la página web del festival no daba la posibilidad de traducir el euskera–, fue la apoteosis de un acto en el que habían desplegado parte de su repertorio, entre otras, bandas tan «ilustres» como Vendetta, Arkada Social, Esne Beltzia e, incluso, la sevillana Narco, cuya web oficial saluda a sus seguidores con un cariñoso y cercano «Aquí estamos, cabrones». Willy Toledo, que fue recibido con una cálida ovación, se ganó pronto el favor de la concurrencia al afirmar que a lo largo de sus viajes por el mundo había encontrado «muy pocos pueblos tan orgullosos de su identidad como el pueblo vasco, y muy pocos pueblos en el planeta que se defiendan como el pueblo vasco».

«No me baja ni cristo»

Ya metido en faena, el actor no pudo evitar presumir de su «compromiso revolucionario» y afirmó: «Vengo de Madrid y llevo toda la puñetera vida luchando por la justicia social, por la democracia y el socialismo». «En pocos sitios como aquí –añadió con creciente entusiasmo– se encuentra tanta valentía para defender una causa».

Lo «mejor», sin embargo, estaba por llegar. Tras bromear con que iba a terminar pronto sus palabras «porque me subo a un escenario y no me baja ni Cristo», Willy Toledo emocionó de forma definitiva a la fervorosa audiencia: «Sois ejemplo para todos los que luchamos por el socialismo al sur de Euskalherria»... De nuevo, una ovación cerrada rubricó su discurso.

El «broche de oro» no desmereció en absoluto; antes al contrario, alcanzó unas cotas de «fervor revolucionario» difícilmente igualables. Toledo, puño en alto, gritó: «¡No a las cárceles del Estado asesino! ¡No más torturas! ¡No más presos!». Y luego cantó a pleno pulmón una canción reivindicativa de más que dudoso gusto en el que el estribillo sonaba atronador dentro de la carpa: «¡No, no, no más presos, no, no, no más presos, no más presos!», se degañitaba...

Cuando acabó la «canción-vómito», Willy Toledo abadonó el escenario con un «¡Gora Euskadi askatuta!» muy del gusto de los presentes. Estaba satisfecho, contento con su acto de solidaridad con los 500 «presos políticos» vascos. Aunque no se había acordado ni de los más de 800 asesinados por los etarras ni de sus miles de familiares, que sí han sufrido y sufren las salvajadas de esa banda asesina a la que pertenecía ese medio millar de reclusos cuya libertad apoya el actor.

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