Entrevista a Vázquez Taín
El juez del caso Asunta: «Los casos muy mediáticos te hacen perder el equilibrio»
José Antonio Vázquez Taín publica la novela «Al infierno se llega deprisa»
Cruz Morcillo
«Las páginas de este libro, cuyo nacimiento había imaginado para dentro de unos años, han sido el refugio en el que procuré la abstracción necesaria, el silencio balsámico (...) que me permitiesen conservar al menos la cordura, aun después de pagar el doloroso peaje de ... contemplar de frente el dolor, la tristeza y el egoísmo humano». Es el desahogo vital del magistrado José Antonio Vázquez Taín, un juez cuyo nombre ha sido una constante en el último año por ser el instructor del crimen de Asunta . Con esas palabras pone fin «el autor» a su segunda novela «Al infierno se llega deprisa» (Espasa), que ve la luz esta semana.
-¿Qué lleva a un juez a escribir una novela entre auto y auto?
-Me encerraba a escribir cuatro o cinco horas todos los días que podía, de forma compulsiva. Cuando regresaba de la escritura era como volver de vacaciones, de un viaje. Dejaba de oír los ecos externos. Ha sido mi refugio.
-En la novela hay un doble crimen, narcos, corrupción, una niña desaparecida, sexo y una Justicia ambivalente. Subyace la continua aspiración de que exista, pero se aferra a ella más la protagonista, una abogada, que los jueces. ¿Una crítica a sus compañeros?
-He procurado huir de los arquetipos. Nadie es solo bueno o solo malo. Y la Justicia la puede buscar cada uno. He jugado a que los jueces estén en segundo o tercer plano. La Justicia en general funciona bien con los medios que tenemos, hay un atraso técnico enorme, hastío. He tratado de ser crítico con ese funcionamiento y poco corporativista, pero no subyace un sentido reivindicativo sino descriptivo.
-Algunos personajes son casi reales, por ejemplo, los guardias civiles.
-Así es. Es un guiño de admiración y reconocimiento, igual que hice en mi primera novela «La leyenda del Santo oculto» (Teófilo Edicións) con los policías. Un homenaje a personas que se sacrifican para que este mundo sea más justo y mejor.
-Desde su juzgado de Villagarcía de Arosa puso patas arriba las organizaciones de narcos gallegos. Sin embargo, ¿el caso Asunta ha marcado un antes y un después?
- El trabajo en sí no ha sido más duro, pero en los otros casos no existía esa presión mediática que te hace perder el equilibrio. Sin tranquilidad los asuntos son más complejos.
-¿Se ha planteado cambiar la toga por la escritura?
-No. La literatura la llevo en el corazón, pero la vocación de juez me corre por las venas. Me faltaría una parte si dejara de ser juez. Me siento identificado en Instrucción, es la justicia más cercana. Te permite mirar a la gente a los ojos. A los medios solo llegan los grandes casos, pero hay miles de personas anónimas que necesitan resolver sus problemas.
-¿Le preocupa que le critiquen por esta faceta?
-Uno debe ser fiel a aquello en lo que cree y no esconderse. Ya es la segunda vez, pero la novela sobre el Códice Calixtino la pensé durante diez años y esta la he escrito en un par de meses. Me dolería que criticaran la novela por su mala calidad.
-Se le tacha de juez mediático...
-No me considero como tal. Hace un año que no aparezco en medios. Y ahora lo hago para hablar de mi libro (ironiza).
Desde agosto el juez Taín ha cambiado el Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago por un Juzgado de lo Penal de La Coruña, tras cerrar la instrucción del crimen de Asunta. «A veces conviene dejar la primera línea», asegura convencido solo a medias.
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