«Gibraltar paga educación y sanidad con el contrabando de tabaco»

¿Merece la pena el esfuerzo? Los datos demuestran que sí: cada año, España deja de ingresar unos 400 millones de euros en impuestos por este tráfico. Es más; Gibraltar, que disfruta de la cuarta renta per cápita mayor del mundo, paga sus gastos de Educación y Sanidad con los beneficios de esta actividad, según fuentes de la Agencia Tributaria consultadas por ABC. «No luchamos contra los matuteros (los que pasan pequeñas cantidades de tabaco) de a pie, sino contra auténticas organizaciones criminales que emplean a muchos vecinos de La Línea para sacar ganancias millonarias».

Cuando una actividad como ésta supone en torno al 30% del PIB de un territorio no cabe esperar esperar demasiada colaboración del beneficiado. Gibraltar cumple al cien por cien con esta máxima. «Hacen algún movimiento cara al público, por puro maquillaje; se llevan más de 190 millones al año por esta actividad y les importa muy poco que España sea la gran perjudicada», insisten las fuentes. Las cifras son grotescas: en función del tabaco que se mueve en el Peñón, cada gibraltareño, incluidos los menores y hasta si se apura los monos, consume hasta 11 cajetillas diarias, lo que supone que cada habitante de la colonia fuma 120 veces más que un gaditano.

Esta semana ha habido un punto de inflexión que preocupa, y mucho, a las autoridades del Peñón. Por primera vez, la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) ha pedido a España y al Reino Unido que abran una investigación porque «hay motivos para creer que los delitos de contrabando de tabaco y blanqueo afectando a los intereses financieros, o de otra índole, de la UE han sido cometidos» en Gibraltar. Por supuesto, no fue Gran Bretaña –el otro gran beneficiado– el que hizo la denuncia, sino que fue Hacienda en 2011 la que la presentó.

A pie de aduana, la noticia fue recibida con satisfacción, aunque con esa guasa escéptica propia de la zona: «Esto es así desde que llevo aquí, y ya va para doce años; hablan de la frontera, pero donde de verdad se pasa tabaco a lo grande es en las vallas, en Poniente y Levante, y en la playa de La Atunara, aquí en La Línea», dice un guardia civil.

Su análisis lo confirman fuentes del Instituto Armado en Algeciras: «Por el perímetro fronterizo pasan cajas enteras de cartones, y además en el Peñón se cargan embarcaciones repletas de tabaco que luego llegan a la playa de La Atunara, donde decenas de vecinos de La Línea que trabajan para las organizaciones criminales descargan la mercancía». Los investigadores tienen comprobado que mientras las incautaciones en la frontera se reducen algo, por la mayor eficacia de los controles, aumenta el tráfico ilegal por las otras dos vías: «Cada red tiene su propio grupo de colaboradores y, por supuesto, lo españoles siempre están en el escalón más bajo. Hablemos claro; también es un problema social, muchos linenses ven en esta actividad su único futuro y otros, que ya trabajan o supuestamente están en paro, complementan sus ingresos».

El caballo de batalla de la Agencia Tributaria es demostrar que el contrabando de tabaco está en manos de la delincuencia organizada, de modo que si Gibraltar no lo combate se convierte en cómplice: «Sabemos que hay una decena de bandas que manejan todo el tráfico. Utilizan medios de pago de la mercancía que así lo demuestran; muchas veces, el matutero no paga la mercancía, sino que simplemente la recoge y cobra dos, tres o cuatro euros por cada cartón que logra pasar... Y cruzan la frontera una y otra vez, seis días de la semana».

«Nos hace gracia cuando los linenses nos dicen que lo hacen para vivir –comentan guardias civiles de piel agrietada por las muchas horas de sol–; de media, sacan unos 1.400 euros al mes, más de lo que ganamos nosotros, que encima tenemos que aguantar insultos y malos modos». «Las mafias controlan a nuestros hombres –corroboran sus mandos–; saben cuando entran de servicio, si nos desplegamos en la frontera o vigilamos La Atunara...»

Pero la Agencia Tributaria va más allá del tabaco. El blanqueo, que según estimaciones de expertos podría llegar a miles de millones, junto con el juego, son otras de las señas de identidad del Peñón, según las fuentes consultadas. «El PIB de Gibraltar es curioso: un 33% procede del tabaco, un 20% del juego y otro tanto de los servicios financieron que ofrece». De nuevo los datos, si se toman con humor, mueven a la sonrisa: en esos pocos kilómetros cuadrados están radicadas 25.000 sociedades, 10.000 de ellas patrimoniales. Sus titulares, por supuesto, residen en España, donde disfrutan de sus servicios, pero pagan impuestos allí. El descaro es tal que despachos de abogados publicitan como ventaja la garantía de ocultación de quién es el último beneficiario de una sociedad, de modo que las investigaciones de blanqueo se hacen imposibles. Es más; hacen una «caja común» con los ingresos de sus clientes de modo que es casi imposible seguir el rastro del dinero... Un dato: la mayoría de ministros principales han salido de esos despachos de abogados. «No estará reconocido como paraíso fiscal, pero se le parece mucho», dicen con ironía las fuentes de la Agencia Tributaria.

Y Gran Bretaña, ¿por qué no reacciona? Las fuentes recuerdan que los gibraltareños estudian en la «city», donde tienen notables influencias, hacen trabajo de «lobby» y cuentan con relaciones al máximo nivel.

Al cruzar la frontera, en «La Rotonda», uno de los puntos de venta de tabaco donde se abastecen los matuteros, y en cuyo interior se puede ver cómo decenas de mujeres y hombres lo camuflan entre sus ropas, hay un cartel en el que se dice que está prohibido esconder tabaco. Y uno no puede evitar recordar la escena de Casablanca en la que la que el capitán Renault le espeta a Rick, antes de cerrar su local: «¡Es un escándalo!; ¡he descubierto que aquí se juega!». Pues eso.