De los papeles de Bárcenas a la carta manuscrita

En una carta que su abogado Javier Gómez de Liaño entregó al juez Pablo Ruz la semana pasada, Bárcenas aporta documentos para incriminar a su antecesor en la tesorería del PP Álvaro Lapuerta. Dichos documentos, escribe Bárcenas, confirman «el conocimiento y autorización por parte de Álvaro Lapuerta de todos los pagos en B».

Y añade que hace siete meses le visitó en prisión un abogado y le planteó, por petición de Lapuerta, que «mantuviese la dignidad con respecto a determinadas informaciones que estaban apareciendo en prensa en aquel momento y que le afectaban a él personalmente». «Pues bien -dice Bárcenas-, siete meses después sigo manteniendo el mismo comportamiento digno de toda mi vida». Un comportamiento digno que le llevó a la cárcel, y de la que ha querido salir alegando que le causa «perjuicios personales, profesionales y psicológicos» o por su «actitud colaboradora».

Imputado por los delitos de cohecho, blanqueo de capitales y fraude fiscal dentro de la causa Gürtel, el juez Ruz ordenó su entrada en prisión incondicional sin fianza en junio al valorar el aumento de riesgo de fuga. Seguro que Bárcenas no esperaba ese desenlace cuando el diario «El Mundo», el 18 de enero del 2013, informaba de los supuestos sobresueldos en negro en el PP. Dos semanas después «El País» publicaba los documentos y el terremoto político resultante puso a Mariano Rajoy contra las cuerdas.

El presidente del Gobierno compareció públicamente para garantizar que nunca recibió dinero negro. Más tarde hizo públicas sus declaraciones de la renta y, en agosto, compareció en el Congreso de los Diputados para reconocer el error que cometió al confiar en la inocencia y dejó claro que no iba a dimitir. Hoy, Rajoy contesta con normalidad que ha roto con el extesorero del PP.

Pero Bárcenas sigue encerrado en sus contradicciones. Implicado en 2009 en la trama de corrupción conocida como «caso Gürtel», renunció a su cargo de senador en abril de 2010, a la vez que se dio de baja como militante del PP. No renunciaría a su escaño de senador hasta abril de 2011. Pero fue en enero del 2013 cuando el caso dio un vuelco: trascendió que Bárcenas llegó a acumular en una cuenta de un banco suizo más de 22 millones de euros.

Así que el juez instructor del «caso Gürtel» tomó declaración al extesorero del PP en la Audiencia Nacional, que reconoció que llegó a tener hasta 38 millones de euros en Suiza. Un dinero que logró gracias a su «acierto en la Bolsa y en los negocios». En ese contexto aparecieron los «papeles de Bárcenas». Según esos documentos, altos cargos como Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas o Ángel Acebes habrían recibido sobresueldos.

Se desató entonces una batalla judicial y otra política. La judicial tuvo como protagonistas al expresidente José María Aznar, que se querelló contra el diario «El País» por publicar que fue él quien ideó el sistema de cobro de sobresueldos, y María Dolores de Cospedal, que denunció a Bárcenas por faltar a su honor. La secretaria general del PP perdió el juicio. En el terreno político, el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba , llegó a pedir la dimisión del presidente del Gobierno. Meses después terminaría reconociendo su fracaso e incluso llegó a proponer a Rajoy pactos en la lucha contra la corrupción.

La investigación del juez Ruz siguió su curso. Álvarez-Cascos, Arenas y Cospedal negaron ante el magistrado los cobros en B y atribuyeron a los tesoreros la responsabilidad de las donaciones. Para entonces Bárcenas ya estaba en prisión: informaciones facilitadas a partir de comisiones rogatorias desvelaron otra cuenta de más de 25 millones de euros en Suiza, que sumados a los 22 ya conocidos elevaban la cantidad de dinero oculto por Bárcenas hasta los 48 millones. Ruz, tras apreciar que el extesorero había trasladado fondos a Estados Unidos y Uruguay, ordenó el 27 de junio su ingreso en prisión por el aumento de riesgo de fuga.

Las declaraciones de Bárcenas ante el juez lo encerraban en sus propias contradicciones. Si durante mucho tiempo mantuvo que mientras él fue tesorero no hubo entradas o salidas de fondos distintos a los declarados oficialmente por el partido, más tarde declararía al juez que Rosendo Naseiro le enseñó un sistema que consistía en el pago por parte de los empresarios de comisiones a cambio de adjudicaciones.

Lo mismo ocurriría con los supuestos sobresueldos o con la legalidad de los donativos: de sostener que nunca se incumplió la norma pasó a declarar que los constructores daban el dinero en la sede de Génova o en un restaurante. Igualmente, pasó de lamentar el «injusto daño» que se quería hacer a Rajoy a acusar al presidente del PP de conocer la entrega de un pago de 300.000 al partido por parte de Villar Mir para las elecciones generales de 2011.

El diario «El Mundo» también publicó un intercambio de mensajes de texto entre Rajoy y Bárcenas que solo demostraban una cosa: que el extesorero presionaba al PP y este no cedía. En los citados sms se evidencian las mentiras y el ánimo chantajista de Bárcenas y su nula capacidad para influir en el partido y en el Gobierno: en varios mensajes el extesorero pide a Rajoy que lo llame y este no responde; solicita un encuentro con Javier Arenas, que tampoco se produce; intenta poner al presidente del partido contra Cospedal, y no lo consigue; y pretende, sin éxito, cambiar a los fiscales Anticorrupción que llevan el caso Gürtel. Ante la falta de respuestas, explota: «Tú sabrás a qué estás jugando, pero yo quedo liberado de todo compromiso contigo y con el partido».

Un año después de la revelación de los «papeles de Bárcenas» poco ha cambiado en la situación procesal del extesorero. Ha pedido en varias ocasiones su libertad, y Ruz siempre lo ha rechazado. El juez, además, le embargó los bienes al no hacer Bárcenas efectiva la fianza de 43 millones que le exigía para hacer frente a la responsabilidad civil. Ahora intenta presionar más al PP con nuevos documentos y una carta manuscrita. Pero sigue en prisión, que solo la abandonó el 31 de diciembre para ser tratado en un hospital de una urticaria alérgica . Fue precisamente ese día cuando redactó la misiva.