El PNV ante su propio «fantasma» soberanista
Sin un plan claro por la independencia, el PNV se mira con temor en el espejo catalán y desecha la oferta envenenada de Bildu para convertirse en el «ERC» vasco
El PNV ante su propio «fantasma» soberanista
El PNV celebra hoy su «Alderdi Eguna» o «Día del Partido» dispuesto a alimentar ante sus bases su «ego» soberanista reclamando una «nación vasca en Europa», pero sabedor de sus limitaciones -la gestión en entre dicho de la grave crisis económica, el marco legal- y ... sus propios complejos, que resurgen cada vez que los de Sabin Etxea se miran en el espejo catalán y en el agobiante retrovisor vasco de Bildu. Precisamente, el lendakari, Iñigo Urkullu, y el presidente de la formación nacionalista vasca, Andoni Ortuzar, saltarán este mediodía a las campas de Foronda, en Vitoria, con el ofrecimiento humeante de la vieja Batasuna, que ayer se prestó a ejercer de ERC en Euskadi. Eso sí, siempre que Urkullu imite a Artur Mas en Cataluña con compromisos «claros y concisos» que abran la «vía vasca» por la soberanía . Los peneuvistas no tardaron en desechar la entente planteada por una «izquierda abertzale» a la que reprochan que «siempre llega tarde y va a remolque de los acontecimientos». Incluida su incapacidad para exigir a ETA que desaparezca. Ayer Urkullu acusó directamente a la banda terrorista de «condicionar» y frenar la independencia vasca.
Las heridas del fracasado "plan Ibarretxe"
En cualquier caso, la oferta es del todo envenenada para un PNV muy consciente de que buena parte de su electorado mira con añoranza el ardor catalán que en el pasado les ofreció Ibarretxe, aunque sus dirigentes actuales aún no se han relamido del todo las heridas dolorosas que supuso el batacazo del anterior lendakari, en 2005 en el Congreso.
Lo cierto es que, diez meses después de su investidura y por más que guste en recordar que tiene un «adn independentista», el lendakari Urkullu carece de un plan concreto y ha optado por trasladar a una ponencia en el seno del Parlamento autonómico su responsabilidad de llevar a puerto lo que es obsesión nacionalista: alcanzar un «nuevo estatuto jurídico-político», basado en la defensa del «derecho a decidir» , y que replantee en términos de «bilateralidad» la relación futura entre el País Vasco y España.
Agazapados ante Cataluña y Escocia
Con un horizonte difuso de convocar una consulta pactada en 2015, Ortuzar recalcó ayer que no se dejarán «imponer los ritmos» en esta cuestión, ni por Batasuna ni por nadie, agazapados a ver qué ocurre con la llama de Cataluña y Escocia.
Pero la ansiedad en Sabin Etxea ha sido evidente desde inicios de año y solo en los últimos quince días el PNV ha podido coger aire en su regreso al poder, a merced del acuerdo fiscal con el PSE de Patxi López, que le garantiza estabilidad a medio plazo para seguir gobernando en minoría, sin tener que entregarse a los brazos de Batasuna. Mientras tanto, Urkullu fía a los partidos el debate siempre encendido sobre la cuestión identitaria, en la bautizada como «ponencia de autogobierno», y la que con toda seguridad Bildu le sacará los colores al PNV por su timorata posición ante el Estado, si se les compara con la que mantienen Artur Mas y sus aliados de ERC en Cataluña.
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