Los padres de Asunta, en prisión incondicional por «posible asesinato»

La jornada de testificaciones en los juzgados compostelanos de Fontiñas –que en el último año acumulan destacados casos como el robo del Códice Calixtino , tramas de supuesta corrupción o la investigación del accidente ferroviario de Angrois – arrancó cuando aún no había amanecido, poco antes de las ocho de la mañana. No terminó hasta quince minutos antes de las cuatro de la tarde, momento en que de las puertas del garaje del edificio salía un único furgón de la Guardia Civil que trasladaba a los dos reclusos, quienes negaron ante el instructor ser los responsables del fallecimiento de la niña china de doce años, a la que habían adoptado cuando solo tenía unos meses , y cuyo cadáver apareció el pasado domingo en una pista forestal de un municipio cercano a Santiago, pocas horas después de que ambos hubieran denunciado su ausencia .

A punto de desmoronarse

Las pesquisas de la Policía Judicial se han dirigido desde el primer momento hacia Porto y Basterra, en la actualidad separados aunque residían en viviendas muy próximas del ensanche santiagués. La denuncia que presentaron en Comisaría la noche del sábado, en concreto a las 22.31 horas, motivó enseguida sospechas en los investigadores. Eso es lo único claro sobre lo que hicieron ese día. Las cámaras de vigilancia de algunos establecimientos cercanos al domicilio familiar y de una gasolinera evidencian que ella miente, aunque mantuvo su inocencia –al igual que su excónyuge– y sostuvo que no mató a Asunta , que fue sedada y asfixiada . Pero no supo este viernes explicar estas imágenes al ser preguntada al respecto.

El juez quiso aclarar dónde estuvo la madre y qué hizo en las últimas horas del sábado. Ella reiteró lo ya dicho. Eso pese a que el jueves parecía que se derrumbaba. Mientras los agentes registraban en detalle su casa en la calle Doctor Teixeiro, donde llegó entre lágrimas, en medio de una enorme expectación mediática e increpada por muchos vecinos, se desmoronó y entonces confesó: «Bueno, he mentido y tengo que decir la verdad» . Pero fue tan solo un amago.

Cortina descorrida

También lloró ante el juez y gesticuló al responder durante tres horas y media, vestida con una chaqueta negra en la tercera planta de las dependencias. Las cámaras de televisión pudieron grabar la escena al estar descorrida la cortina, que quedó tapada por completo al percartarse de ello.

La narración de Porto es que dejó a Asunta en casa con sus tareas escolares y se desplazó a la vivienda que poseen en Montouto, en el concello de Teo, a escasos kilómetros de la cuneta donde la menor apareció muerta. Y que cuando regresó al domicilio, a las 21.30 horas, la niña ya no estaba. Que encontró la puerta cerrada con llaves y la alarma puesta. Habían quedado para cenar con Alfonso. Le telefoneó y al ver que no estaba con él, tras preguntar a varios conocidos y esperar «un tiempo prudencial», denunciaron la desaparición de Asunta.

Pero el juez no la cree. Las pruebas videográficas contradicen a la madre . La grabaron en su Mercedes acompañada antes de tomar una de las salidas de la ciudad en dirección a la finca donde pudo ser asesinada. La duda está aún –se han encargado pruebas al respecto– en saber de quién es la silueta que se ve en una grabación poco nítida. ¿Es Asunta o su padre? Esto le situaría también en la finca, posible lugar del crimen, aunque sin descartar todavía su céntrico domicilio. Aquí es donde la madre no atina a dar una explicación. ¿Quién la acompaña?

Cuerdas idénticas

Los teléfonos móviles son también fundamentales. ABC ya señalaba ayer que los repetidores de la zona sitúan a Rosario junto al cadáver. Y, además, en el registro de su propiedad rural, apareció una cuerda naranja idéntica a la utilizada para atar a Asunta. Los análisis conluyeron este viernes que son las mismas y esto representa «una prueba de cargo, contudente», contra los padres, según la Guardia Civil.

Taín apura los plazos

Taín apuró las 72 horas máximas que Rosario podía permanecer sin comparecer ante el juez después de tres noches en los calabozos de la comisaría de Lonzas, en La Coruña. No fue hasta las 9.15 cuando comenzó a declarar porque el juez apuraba a recibir las últimas pruebas antes de ello.

Rosario había llegado a los juzgados en un coche policial camuflado y escoltado por varios vehículos del Instituo Armado, al igual que su marido, que lo hizo pasado el mediodía y cuya declaración duró menos. Aunque después fueron conducidos en el mismo furgón, un guardia civil indicó a los periodistas que suelen tener «celdas separadas» , aunque no llegó a concretar que fueran incomunicados, algo que se da por supuesto para evitar que hablen. Así se ha hecho tanto en los calabozos como en los registros.

Renuncia de los abogados

También por la tarde saltaba la sorpresa al conocerse la renuncia de los abogados de los dos detenidos a seguir ejerciendo esta función. Roberto Goris, letrado de Basterra, aseguró que su decisión se debe «estrictamente a motivos técnicos. No soy especialista en materias penales. Él y yo entendemos que a partir de ahora es mejor que lo defienda un especialista». Y pedía tranquilidad después de confesar que ha pasado «unos días bastantes duros». También señaló que durante el interrogatorio no asistió al padre.

Del mismo modo, abandona el caso Juan Guillán, letrado de Rosario, y amigo del padre de esta, ya fallecido.

La investigación continúa bajo secreto de sumario. El delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, declaró que aún restan por efectuar pruebas periciales que «seguramente serán importantes a la hora de decidir cuestiones y cerrar pronto el caso».