«Caso Bretón»: La hora del juzgador
Las miradas están puestas en Pedro Vela, el magistrado que ha presidido con pericia la vist
«Caso Bretón»: La hora del juzgador
A lo largo de tres intensas semanas ha sido, sin duda, la parte que con más objetividad ha desempeñado su papel en la sala. El magistrado Pedro José Vela Torres , presidente del tribunal popular que ha juzgado a José Bretón , tiene ahora ... que cerrar el proceso con una sentencia. En su esperado fallo, que tiene que estar vinculado al veredicto de culpabilidad emitido por el jurado, deberá determinar el grado de ejecución, participación del condenado y la procedencia o no de las circunstancias modificativas de la responsabilidad. Su dictamen será examinado al detalle por propios y extraños, si bien su reputada figura y dilatada trayectoria es, para la mayoría de los operadores jurídicos locales, sinónimo de garantía. Pocos dudan de que su resolución estará bien fundada.
Su papel durante la vista no ha pasado inadvertido. De forma puntual y siempre justificada, ejerció la autoridad que tenía conferida. Una de sus intervenciones más llamativas fue la que tuvo lugar durante la declaración del procesado, encausado por el asesinato (tal y como ya ha considerado el jurado) de sus dos hijos el 8 de octubre de 2011 en la finca de Las Quemadillas.
El magistrado no dudó en cortar en seco al inculpado cuando éste quiso ejercer de abogado y dar lecciones a los miembros del tribunal. Y fue, incluso, más estricto con Bretón al exigirle que abandonase la coletilla que utilizaba para sus respuestas, la ya conocida «eso es completamente falso». Vela le advirtió que se limitase a contestar sí o no. Tampoco dudó en tomar la palabra para matizar algunos puntos de su relato que pasaron desapercibidos para las partes, ni en volver a apercibir al procesado cuando quiso «hacerle unas aclaraciones» a la letrada de la acusación particular, Reposo Carrero.
Autoridad sensible
Vela también despertó elogios por su extrema sensibilidad en los momentos más críticos del juicio, esto es, cuando comparecieron la madre y la abuela de los menores, Ruth Ortiz y Obdulia Ramos, respectivamente. «Hoy, sin duda, es un día especialmente trascendente desde el punto de vista humano. Por ello, ruego el máximo silencio. De lo contrario, me veré en la obligación de despejar la sala», avisó a los presentes. A Ortiz le dejó clara su empatía, eso sí, sin mostrar perturbación alguna: «Señora, lamento tener que hacerle pasar por este trance, pero al estar ya divorciada del acusado tiene usted la obligación de declarar», le dijo.
Otro momento del proceso que puso de manifiesto, una vez más, el talante del presidente del tribunal fue el que desencadenó el testimonio de la perito Josefina Lamas , la forense que elaboró el primer informe que apuntaba que los restos óseos hallados en Las Quemadillas eran de origen animal (y que después rectificó). La declarante puso en tela de juicio la cadena de custodia de los restos, apoyándose en un «rumor» que hablaba de que los huesos «se habían ido de copas». «He oído que las muestras fueron sacadas de comisaría para enseñárselas en un bar al profesor Francisco Etxeberria», dijo, sin más. Vela, claramente disgustado, pidió a Lamas que concretara sus acusaciones con nombres y apellidos o, de lo contrario, le deduciría testimonio. La perito calló y el magistrado ordenó que se le abriese un proceso aparte por las supuestas mentiras.
Sin duda, la figura de este togado, presidente de la Sección Tercera de la Audiencia de Córdoba desde 2006 y emparentado con el vocal del Consejo General del Poder Judicial y del presidente del Parlamento andaluz, Manuel y Javier Torres Vela, respectivamente, quedará ya siempre ligada al «caso Bretón», el de mayor trascendencia mediática de los últimos tiempos. Y con su resolución cerrará uno de los capítulos más negros de la historia de la ciudad.
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