«Si son petardos de feria, quédese a cinco metros y lo hacemos estallar. ¿Se atreve?»

A raíz de la detención de varios integrantes de esta banda, el abogado de uno de ellos ya intentó convencer a la Policía de que se trata de jóvenes que expresan su indignación lanzando «petardos de feria» contra sedes de algunos partidos -casualmente nunca nacionalistas o independentistas-, con la única pretensión de protestar. Eso sí, provocando importantes daños materiales. Uno de los agentes le planteó que, si efectivamente se trataba de «artefactos pirotécnicos inofensivos», « ¿por qué no se coloca usted, señor letrado, a cinco metros, incluso a alguno más si lo desea, y hacemos estallar uno de ellos (incautado al grupo)». El leguleyo respondió que «mejor, no». La defensa de RG recurre a la versión gallega de la doctrina esgrimida hace unos años por el entonces presidente del PNV, Xabier Arzalluz, cuando se refería a los terroristas de la «kale borroka» como «los chicos de la gasolina».

Movimiento de Liberación Nacional Galego

Los «petardos» de Resistencia Galega responden a unas características similares: Olla de gran resistencia, unos cinco kilos de pólvora cloratada, cables y enchufes , iniciadores tipo electrónico y de mecha, pilas... Este mismo patrón a la hora de confeccionar los explosivos, documentos internos sobre estrategias, alusiones a la violencia como medio de tomar el poder y, muy especialmente, un denso organigrama dirigente, avalan que detrás hay una organización terrorista en toda la regla . En efecto, Resistencia Galega tiene su propio «Movimiento de Liberación Nacional» con el «Partido» como vanguardia, y los correspondientes «aparato de captación», «aparato de financiación», «aparato de falsificación» , además de sus juventudes, «frente jurídico» y su propio «movimiento proamnistía» que se encarga de sus presos.