La Reina se une a los bailes tradicionales de una aldea de Mozambique

Doña Sofía lleva al país africano la Marca España más solidaria, donde además «la Infanta Cristina es muy querida», según el doctor Pedro Alonso

La Reina se une a los bailes tradicionales de una aldea de Mozambique abc

ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS

La Reina de España se desvive por agradar, ya sea a los mandatarios de las naciones más poderosas que visitan España o a los habitantes más pobres del planeta. Así lo ha demostrado, una vez más, este martes, durante la visita de cooperación que está ... realizando a Mozambique, el tercer país más pobre del mundo. Una visita en la que escuchó los elogios que el médico español Pedro Alonso, premio Príncipe de Asturias, dirigió a la menor de sus hijas: «Aquí —dijo— la Infanta Cristina es muy querida».

Y es que Doña Cristina, como directora del Área Internacional de la Fundación La Caixa, es presidenta de honor del Instituto de Salud Global de Barcelona, una institución que colabora muy estrechamente con uno de los proyectos que la Reina visitó: el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CEIM). Este centro, que financia la cooperación española, es algo así como un espejismo médico en medio de la nada. Curiosamente, a pesar de que va dirigido a una población extremadamente pobre, también tiene copago, de diez céntimos de euro por consulta y receta. Los niños están exentos. «Es un copago regulador, como el de España» dicen los responsables del centro.

A su llegada a Manhiça, la Reina fue recibida por las cuatro generaciones de una humilde familia a la sombra de un naranjo. Habló largamente con ellos y con las autoridades del lugar y posó con ellos: «La bisabuela que no falte en la foto», dijo Doña Sofía, y la mujer se incorporó al grupo. «Yo soy ahora parte de la familia», agregó la Reina.

Después, en el centro del municipio, Doña Sofía no dudó en ponerse una kapulana, la falda típica del país que le regalaron unas mujeres, ni en bailar con ellas sus ritmos tradicionales, como le pidieron que hiciera. Sin ánimo de protagonismo ni de buscar la foto, Doña Sofía accedió a estas peticiones simplemente por complacer a sus anfitrionas.

A pesar del extremo calor y de la humedad, que disuadían cualquier esfuerzo, la Reina llegó, vio, saludó, recorrió las instalaciones, escuchó y preguntó infatigable todo lo que se le ocurrió durante su visita al Centro de Investigación en Salud de Manhiça,

Sobre el terreno, Doña Sofía puso rostro a los fríos datos de una realidad dura: cada español que nace tiene una esperanza de vida de 81 años, mientras que un mozambiqueño sólo tiene 52. Otro dato estremecedor que la Reina ha conocido es el de la alta prevalecía del virus del sida en este país, que alcanza el 11 por ciento, pero en algunas zonas, como Manhiça, precisamente donde estuvo, llega a superar el 50 por ciento de la población. Uno de los cooperantes españoles facilitó un dato demoledor: "En este país serían necesarios 250.000 tratamientos diarios de sida, lo que haría explotar a cualquier sistema sanitario". Aún así, la principal causa de muerte es la malaria.

Durante la visita, el médico español Pedro Alonso, que dirige las investigaciones del centro de Manhiça, hizo un llamamiento para que los europeos, los españoles, no recortemos la ayuda solidaria, pues nuestras penurias no son comparables con las que se viven en las zonas más pobres del planeta. En apenas 50 años, explicó, la población mundial ha ganado entre 30 y 40 años de esperanza de vida. Pero también han aumentado las desigualdades entre unos países y otros. «Y eso es algo que no podemos tolerar. Todas las vidas tienen el mismo valor y el lugar en el que uno nace no puede determinar la esperanza de vida», afirmó.

Desde hace unos quince o veinte años, la mitad del presupuesto de Mozambique procede de la ayuda exterior, algo insostenible a medio plazo, pues los Gobiernos dejan de buscar recursos propios. Sin embargo, recientemente se han encontrado yacimientos de gas y petróleo que pronto empezarán a ser explotados. Hay empresas españolas interesadas en participar en estas explotaciones y se espera que puedan aprovechar esta oportunidad, en compensación al esfuerzo solidario que viene desarrollando España con este país desde 1985. Y es que «cuando nadie apostaba por Mozambique, España confió en este país y en Angola», afirmaron fuentes diplomáticas.

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